La calidad del agua es decisiva para tener éxito en el cuidado de peces y de otros seres vivos del acuario.
En la naturaleza el agua se encuentra integrada en un ciclo en el que se evapora y se filtra constantemente, los desechos se degradan y se diluyen, de manera que hay una renovación permanente. En un medio cerrado como el acuario es preciso forzar la filtración, renovar el agua, limpiar el fondo y en ocasiones tratar el agua con productos químicos. Un filtro potente adecuado al tamaño del acuario con la bomba correspondiente apropiada es, por lo tanto, indispensable para obtener la calidad necesaria. No basta cualquier filtro, es indispensable valorar además del tamaño, la cantidad de animales y la población vegetal del tanque. Debe ser capaz de mover la máxima cantidad de agua en el menor tiempo posible. Si la estabilización no es suficiente se producen oscilaciones en el valor de pH del acuario o del estanque, que a su vez ocasiona graves molestias y estrés a los peces. Mantener estable el pH es importante para que el agua no sufra cambios rápidos en poco tiempo. En el acuario y en el estanque la dureza de carbonatos (KH) también tiene un papel importante. Sin embargo, la acidez formada (y en el caso del estanque también la lluvia) baja no sólo el valor del pH, sino también la dureza de carbonatos. Por este motivo debe comprobarse con regularidad y modificarse en cuanto sea necesario.
Los cambios parciales de agua, en función del tipo de filtración que se tenga, ayudan a mantener limpio el acuario. Como el agua del grifo está tratada habitualmente con cloro, es preciso eliminarlo, bien con un producto químico (anticloro) o bien dejando que se evapore aireándola durante uno o dos días. Sin embargo, las cloraminas son más difíciles de eliminar. Para ello hay que realizar un filtrado con carbón activado (durante 10-15 días).
Puntos críticos de calidad del agua en el acuario
Lo que se persigue con todas estas acciones encaminadas a estabilizarla es lograr un agua lo más parecida posible a la del medio natural en el que viven los peces. Temperatura, acidez o pH, dureza total o GH, dureza de carbonatos o KH, nivel de oxígeno, cantidad de compuestos nitrogenados (amoniaco, nitritos y nitratos) y fosfatos son los principales puntos críticos que deben estar bajo control en el acuario.
Temperatura y pH
Los aficionados a los peces ya saben cuando adquieren un nuevo ejemplar que deben respetar unas exigencias de temperatura y pH determinadas por la especie escogida. El pH es el potencial de hidrogeniones o hidrógeno que indica la acidez o alcalinidad del agua (7.0 significa un agua neutra, por debajo es ácida y por encima alcalina). No existe un nivel de pH ideal para todos los peces, aunque la mayoría puede mantenerse en un rango que oscila entre 5.5 y 8.0, con algunas excepciones. Para corregirlo se puede utilizar un “buffer” o estabilizador del pH.
Dureza total
Representa la cantidad de sales de calcio y magnesio que contiene el agua y está ligada al pH. Normalmente encontramos aguas blandas (dureza baja) y ácidas (pH bajo) o aguas duras y alcalinas (pH alto). Puede ser temporal (se elimina al hervir) o permanente (se puede eliminar por métodos químicos).
En función de la dureza el agua se clasifica en muy blanda de 0 a 4; blanda, de 4 a 8; medio dura, de 8 a 12; dura, de 12 a 18; muy dura, de 18 a 30; y extremadamente dura, por encima de 30. Como norma general los peces y las plantas prefieren aguas de blandas a medio duras.
Dureza de carbonatos
Es la concentración de carbonatos en el agua y forma parte de la dureza total. Tiene un efecto tampón con lo que impide una alteración demasiado fuerte y rápida del valor de pH.
Cantidad de oxígeno
En acuarios muy poblados es importante la cantidad de oxígeno disuelto en el agua. Puede ser introducido en el acuario inyectando aire con piedras porosas, introduciendo plantas oxigenadoras y agitando la superficie del agua.
Compuestos nitrogenados
Un factor perjudicial que ningún acuariófilo ignora está representado por los compuestos nitrogenados, resultado de la descomposición de los alimentos y excrementos de los peces. Los niveles de nitratos deben tratar de mantenerse al mínimo: por encima de 20 mg/l serían inadecuados para especies delicadas como los discos, aunque la mayoría de las especies soportan niveles de 40 mg/l. En el caso del tóxico amoniaco lo ideal es conseguir un valor lo más próximo a 0 mg/l; con niveles de 0,25 mg/l la mayoría de los peces no sobreviviría más de 3 días.
La acumulación de los compuestos nitrogenados es una de las razones por las que la filtración y los cambios de agua son necesarios. También se recomienda introducir plantas en el acuario, no sobrealimentar y evitar la superpoblación.
Alimentación
Generalmente los alimentos secos comerciales corrompen más lentamente el agua del acuario que los de origen animal (tubifex, lombrices de tierra, gusanos grindall, etc.), papillas caseras o vísceras animales que cuando no son ingeridos pueden alterar rápidamente la calidad del agua. En estos casos se necesitará un filtro más potente para reciclar el agua.
Fosfatos
En los acuarios plantados es importante controlar los fosfatos, ya que son uno de los principales motivos de la aparición de algas.
Lo que hay que saber para una buena calidad del agua de los acuarios Clic para tuitearEl síndrome del acuario nuevo
A primera vista parecería que un tanque recién instalado no tendría por qué tener problemas, pero existe el llamado “síndrome del acuario nuevo”. Las bacterias nitrificantes no están presentes en un acuario recién instalado; necesita unos 30 a 40 días para que se establezca una colonia de bacterias suficiente para encargarse de descomponer los desechos de los peces. El tiempo que tarda que el amoniaco pueda ser transformado hace que se alcancen niveles peligrosos debido a su toxicidad.
Este síndrome también puede aparecer en acuarios ya establecidos a causa de una alteración de la colonia bacteriana posteriormente a una medicación, a un cambio brusco de temperatura, o a una limpieza excesiva de la grava. Se recomienda no sifonar todo el fondo del acuario, sino hacerlo por partes para permitir la regeneración de la comunidad bacteriana.
Hay que insistir en que para que los peces y plantas se desarrollen de forma óptima, las condiciones que ofrece el acuario deben ser las correctas y más similares posibles a las de su entorno natural. Su bienestar depende fundamentalmente de la calidad del agua.
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