Los avances científicos han hecho que la esperanza de vida de las mascotas sea cada vez más larga. El término “sénior” o “geriátrico” ya nos es familiar y todos conocemos casos de animales que han superado ampliamente los doce o trece años.
¿A qué edad se considera a un animal sénior? En el caso de los perros de raza grandes a partir de los seis o siete años, mientras que en razas pequeñas se retrasa hasta los diez años. Como media, el término sénior se suele aplicar a perros a partir de los siete años. En los gatos, algunos autores hablan de los ocho años y otros lo atrasan hasta los diez. Independientemente de estas diferencias de rangos, lo importante es concienciar al propietario de la importancia de proporcionar los cuidados específicos y adecuados a cada fase de la vida del animal.
Signos de envejecimiento
Los propietarios de animales sénior pueden observar una serie de cambios en su mascota producto de la edad y del deterioro del organismo. Veamos algunos:
Movimientos más lentos
Esto no siempre es evidente; en ocasiones son cambios sutiles a la hora de levantarse, echarse o utilizar las escaleras. Hay que comprobar si se trata de un agarrotamiento de los músculos o de que el animal duda a la hora de realizar estas acciones. También si los cambios de tiempo (lluvia, frío) empeoran estos movimientos.
Una posible causa de estos movimientos lentos puede ser la artritis, sobre todo en perros de razas grandes; sin embargo hay enfermedades como el hipotiroidismo que pueden producir este mismo síntoma.
En el caso de los gatos, quizá el animal duerme más de lo normal, no quiere trepar a zonas a las que antes accedía sin dificultad o le resulta complicado asearse determinadas partes del cuerpo.
Pérdida de audición
Puede ser producto de la edad pero también de infecciones, parásitos, crecimientos anormales en el canal auditivo, etc. Cuando el propietario detecta este problema en su mascota debe llevarlo inmediatamente al veterinario para descartar otras causas ajenas a la edad.
Ojos “acuosos”
El cristalino se hace compacto y la zona de la lesión se ve de color gris plata (“ojos nublados”). Generalmente no interfiere con la transmisión de la luz y por tanto no disminuye la visión. No debe confundirse con las cataratas, de color blanco-opaco. Una visita al veterinario despejará las dudas.
Atrofia muscular
En animales viejos se puede observar una pérdida de la masa muscular, sobre todo en la cabeza y en las extremidades posteriores, pero también hay enfermedades que cursan con esta atrofia.
Aclaramiento del pelo
Es común que aparezcan pelos grises en la cara.
¿Enfermedad o vejez?
Es muy común que el propietario de un animal sénior observe alteraciones del comportamiento del animal u otra serie de signos y piense que son “cosas de la edad” y no debidos a una enfermedad. Aunque es recomendable que un veterinario realice un examen periódico de estas mascotas, hay algunos signos que deberían hacer adelantar esta visita al profesional sanitario:
Dolor en las articulaciones
Como decíamos antes, la artritis es muy común en animales sénior, aunque puede afectar a mascotas de cualquier edad.
Mal aliento, encías que sangran
Conforme el animal envejece, la acumulación de sarro, la gingivitis e incluso la pérdida de dientes son problemas potenciales. El mal aliento también puede ser debido a enfermedades como la diabetes, enfermedades renales o infecciones.
Disfunción cognitiva
Tanto perros como gatos pueden desarrollar demencia con la edad.
Cambios en el apetito
Tanto un incremento como una disminución en la ingestión de alimento es motivo de visita al veterinario, al igual que los cambios en el peso.
Cambios en la cantidad de agua ingerida y/o eliminada
Enfermedades como la diabetes pueden producir estas alteraciones. También la incontinencia urinaria o que el animal haga sus necesidades en sitios inadecuados (en gatos, por ejemplo, fuera de su bandeja sanitaria) pueden indicar algún tipo de enfermedad.
Pérdida de pelo
Animales sénior: ¿qué artículos puedo ofrecerles? Clic para tuitearUn mercado a explorar
El incremento del número de animales sénior que se ha producido en los últimos años implica que hay un nicho de mercado a explorar con productos específicos que cubran las necesidades de este segmento de la población.
Dedicar una zona de la tienda, aunque sea por un periodo limitado de tiempo, a artículos relacionados con los animales sénior es algo que, al menos se puede considerar. Disponer de una buena base de datos de clientes y mascotas nos permitirá decidir si emprender algún tipo de promoción orientada a los sénior nos puede resultar rentable o no.
Las ventas cruzadas con profesionales veterinarios son otra opción. Aunque es recomendable que todos los animales pasen al menos una revisión anual independientemente de su edad, en el caso de los animales geriátricos es especialmente importante. Por otro lado, si estas mascotas precisan a juicio del veterinario, por ejemplo, de algún tipo de suplemento nutricional para complementar su alimentación, el comerciante puede estar ahí para ofrecérselo. En el caso de los profesionales de la peluquería, publicitar un tratamiento de los animales sénior adecuado a las necesidades propias de edades avanzadas es un tipo de especialización asumible siempre y cuando se cuente con la formación adecuada. En estos casos, el consejo veterinario puede resultar de mucha ayuda para ofrecer el mejor servicio y conseguir que durante su estancia en la peluquería el animal se sienta cómodo y relajado.
Las posibilidades son múltiples si se investiga qué necesidades concretas tienen los animales sénior y qué productos y servicios podemos ofrecer a los clientes para facilitar su adaptación a la edad avanzada de su mascota. Algunos de los productos que pueden ofrecer son:
- Suplementos. Existen productos naturales que pueden aliviar las molestias debidas a la artritis y complementar el tratamiento que establezca un veterinario previo diagnóstico. También hay suplementos con ácidos grasos para mejorar el estado de la piel y las uñas.
- Alimento específico para sénior. Cubrir sus necesidades nutricionales específicas es la base de una buena salud.
- Cunas y colchonetas. Aunque el perro o el gato nunca hayan dormido en ellas, ahora que son mayores quizá se sientan más cómodos.
- Libros sobre cuidados de animales sénior.
- Quitamanchas. Si el animal padece incontinencia urinaria, al propietario le será de utilidad contar con productos específicos que eliminen tanto las manchas como el olor.
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