Las tarántulas como animales de compañía

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Las tarántulas son animales que siempre han despertado mucho interés y que cada vez disfrutan de mayor aceptación en nuestro país, convirtiéndose en un hobby en continuo crecimiento.

tarantulas

Rubén de Blas Villar
www.infotarantulas.com
I
mágenes cedidas por el autor

Este tipo de animales tienen muchas venta­jas frente a otro tipo de exóticos: son muy baratos, resistentes, longevos, fáci­les de mantener, ocupan poco espacio, no huelen, no requieren de consultas veterinarias y no tienen enfermedades conocidas (y menos aún que puedan transmitirse al hombre). Sólo podemos destacar dos inconvenientes: son anima­les venenosos y su alimentación consta en exclusiva de alimento vivo. La pega de estos últimos es que tendremos que mantenerlos en perfectas condiciones hasta el momento de la ingestión, ya que la calidad del alimento vivo reper­cutirá directamente en su salud.

La base de su alimentación está for­mada por insectos (grillos, cucarachas, saltamontes, etc.) y en ocasiones peque­ños mamíferos. La frecuencia de alimen­tación debe ser de dos o tres veces por semana con uno o dos grillos cada vez; esto puede variar dependiendo del ta­maño de la araña, ya que con los juveni­les puede interesarnos alimentarlos más a menudo. Sin embargo, a los adultos hay que evitar siempre sobrealimentar­los para evitar un exceso de peso que pueda repercutir en su salud.

No son mascotas

Todas las especies son venenosas, y no es posible eliminar su veneno de ninguna forma (a pesar de algunos rumores que lo afirman). Afortunadamente, su toxici­dad es muy baja para los seres humanos y ante una mordida los efectos apenas pasan de dolor local y sudoración. Debe­mos saber que algunas especies asiáticas y africanas poseen un veneno más poten­te, pudiéndose presentar, en los peores casos, síntomas como mareos, vómitos, sudoración y espasmos musculares.

Es conveniente explicar que una tarán­tula nunca será un animal de compañía (su mantenimiento será similar al de un pez), ya que no son animales que deban ser manipulados, porque no se acostum­bran a ello y nunca reconocerán a su dueño. De hecho, la insistencia en mani­pularlas, lejos de amansarlas desemboca en una mayor agresividad derivada del estrés y con él pueden aparecer proble­mas de salud. Si nuestra interacción con ellas no es intrusiva, veremos un animal tranquilo en su terrario y un comporta­miento muy similar a un animal en libertad. Es entonces cuando más podremos disfrutar de estos animales. Aunque pue­den mostrar diferentes reacciones según la especie, a menudo son imprevisibles y hay que tratarlas con cautela.

Las especies americanas han desarro­llado un segundo sistema de defensa disuasorio basado en el lanzamiento al aire de miles de pelos urticantes. Estos pelos provocan urticaria al clavarse en la piel, y hay que tener especial cuidado con ojos y mucosas. Se disparan al fro­tar las patas posteriores sobre la parte dorsal de su abdomen. Cuando vemos tarántulas con el abdomen sin pelo se debe a que se han visto obligadas a uti­lizarlos en repetidas ocasiones.

tarantula

El entorno y la caza

Para conocerlas mejor es útil saber cómo se comunican con el entorno: son sordas y a pesar de tener ocho ojos son prácticamente ciegas. Éstos son muy simples y los utilizan básicamente para percibir la luz y sus cambios, por lo que sólo puede diferenciar las formas a una distancia de aproximadamente cinco centímetros. Detectan los olores a través de unos pelos especiales situados en sus pedipalpos (pequeñas patas situadas a cada lado de los quelíceros; la función de estos quelíceros es capturar y matar a las presas, además de ser un eficaz ele­mento de defensa, ya que a través de ellos se inyecta el veneno). Para suplir la falta de visión y oído han desarrolla­do un sistema nervioso muy complejo que conecta con millones de pelos que cubren su cuerpo. Son extremadamen­te sensibles y son capaces de detectar el más mínimo desplazamiento de aire provocado por el movimiento de cualquier insecto; gracias a esto, una tarán­tula sabrá que tiene un grillo detrás sin necesidad de verle ni girarse.

Las tarántulas también pueden ser animales de compañía. ¿Las conoces? Clic para tuitear

Otro sistema de detección de presas y enemigos es captar las vibraciones del suelo producidas por el caminar de cualquier ser vivo. Éstas serán instantá­neamente percibidas y pondrán de in­mediato en alerta a la araña. Además, se verá ayudada por los hilos de seda situa­dos alrededor de su territorio, conecta­dos entre sí y a su vez a la madriguera. Todas estas técnicas juntas hacen de las tarántulas unos depredadores extrema­damente eficaces. Son animales invertebrados que han desarrollado un esqueleto externo (exoesqueleto) que utilizan para prote­gerse de agresiones de cualquier tipo. Este exoesqueleto debe renovarse cada cierto tiempo, ya que por su rigidez im­pide el crecimiento del animal; es un momento muy delicado para la araña y si no dispone de las condiciones adecua­das podría morir en el proceso o perder uno o varios miembros.

La muda de las tarántulas

La muda o ecdisis se producirá una vez al mes o cada tres meses para los neo­natos, y una o dos veces al año para los ejemplares adultos. Las hembras adultas mudarán durante toda su vida, aunque no llegará a apreciarse apenas crecimiento. Sin embargo, los machos, una vez alcan­cen la madurez sexual, no volverán a ha­cerlo (se dan casos en que machos adultos han realizado una nueva muda).

tarantula 2

Hay ciertos indicios que nos pueden ayudar a saber si la tarántula mudará:

  • Suelen dejar de comer cierto tiempo antes. Este periodo de tiempo variará según el tamaño del animal. Muchas veces dejará de comer sin ser esto ob­jeto de la llegada de la muda, ya que puede que simplemente esté saciada y reinicie su alimentación en breve.
  • Las especies con pelos urticantes sue­len mostrar una calva en el opistoso­ma (abdomen), la cual se irá oscure­ciendo al acercarse el momento (esto se debe a la creación del nuevo tegu­mento bajo la piel).
  • También podremos intuir el cambio gracias a que se encerrarán durante un largo periodo en su madriguera y se mostrarán más tranquilas y menos agresivas. Cuando llegue el momento de mudar, la araña creará una “cama” con telara­ña. En ocasiones, esta cama será refor­zada con pelos urticantes para evitar el acercamiento de posibles depredadores, ya que durante el proceso estarán com­pletamente indefensas ante cualquier peligro. Seguidamente, se tumbará boca arriba; después, el cefalotórax empezará a abrirse y la araña iniciará el despren­dimiento de la vieja piel. Una vez termi­nado este proceso (puede durar varias horas), la tarántula quedará boca arriba durante un tiempo y luego se levantará; empezará el secado de la nueva piel y con él la araña realizará raros mo­vimientos y posturas para evitar que su nueva “armadura” se quede rígida e im­pida su movimiento. Es muy importante no molestar lo más mínimo a la araña durante todo el proceso y no darle de comer al menos durante 15 días después de la muda para asegurar su secado y evitar lesiones.

El momento preferido para realizar la muda será durante la noche; a pesar de esto, recomendamos encarecidamente la observación de este fenómeno.

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