En la primera parte de este artículo hablamos de algunos factores que hay que tener en cuenta para que los peces no tengan problemas durante los periodos de transporte. Tras repasar aspectos como la temperatura, el volumen de agua o la duración del viaje, en esta segunda y última parte comentaremos otras circunstancias que hay que vigilar.
Manuel Sáez Moreno
Gerente – Eurozoo 2000
Imágenes cedidas por el autor
pH, amoniaco y calidad del agua
Durante el transporte la actividad metabólica de los animales continúa, pero no hay filtro y el volumen de agua es mínimo, por lo que todos los desechos se acumulan en el agua y en la sangre del pez. Esto provoca una bajada continuada del pH del agua, que por sí solo no ocasiona un daño directo, puesto que los peces se adaptan a cambios de pH siempre que sus variaciones sean graduales. Pero sí que debe tenerse en cuenta que cuantas más horas dure el transporte y más animales viajen en la bolsa, más bajará el pH.
El valor del pH disminuye afectado por varios procesos: diferentes reacciones fisiológicas, la respiración, la hidrólisis de la urea, la nitrificación, etc. En el agua del acuario y en la de las bolsas de transporte el amoniaco se puede presentar de dos formas, ionizado (NH4+) y no ionizado (NH3). La concentración de este último es la que resulta tóxica para los peces y su presencia va asociada a los valores altos del pH. Para valores por encima de 7 el amoniaco se encuentra en su forma tóxica.
El principal daño del amoniaco se produce en las branquias, provocando hiperplasia y fusión de las láminas branquiales, lo que causa dificultad respiratoria e hipoxia (falta de oxígeno en los tejidos). El nitrito es muy tóxico para los peces y su efecto es similar al del CO2, ya que se fija a la hemoglobina impidiendo el transporte de oxígeno.
Por tanto, la calidad del agua de transporte es fundamental para que los animales lleguen en buen estado tras el viaje. Para ello usaremos un agua filtrada y tratada libre de amoniaco y nitritos.
Del comercio hasta el acuario
En el viaje desde el comercio hasta el acuario de los aficionados no se suele utilizar esta agua especialmente acondicionada sino que se utiliza el agua de los acuarios en los que se mantienen los peces, que por tanto tiene una cierta cantidad de materia orgánica sólida o ya disuelta. Por ello, es importantísimo mantener una calidad del agua adecuada y similar en todos los acuarios. Además se plantea un problema más, que es la mezcla de especies que provienen de acuarios con distintas condiciones de agua y/o con comportamientos incompatibles.
Lo ideal sería que fueran en una bolsa aquellos animales que provengan de un mismo acuario. Es importante ser consecuente con la cantidad de animales y variedad de especies que se introduzcan en una bolsa. Por ejemplo, si ponemos un banco de varios animales de una misma especie no mezclarlos con los animales y el agua de otro acuario; si la especie es muy agresiva no mezclar con otras, etc.
Llegada al comercio
Una vez que los animales llegan al comercio han de introducirse en los acuarios de forma que no sufran más estrés del que hayan podido sufrir durante el transporte. Al abrir la bolsa de transporte comienzan a alterarse las condiciones que se han mantenido durante el mismo.
Nada más abrir la bolsa el CO2 acumulado en la zona “aérea” de esta (producto de la respiración de los peces) se escapa a la atmósfera. Esto permite que la cantidad de CO2 disuelto en el agua (y que no pasaba a la parte aérea porque estaba en equilibrio con la cantidad presente en esta) salga rápidamente provocando una brusca subida del pH con el consiguiente riesgo de que si este sube por encima de 7 el ion amonio acumulado durante el transporte se transforme en amoniaco muy tóxico para los peces.
Aclimatación
Para una correcta aclimatación debemos hacer lo siguiente:
- No colocar las bolsas flotando en los acuarios, salvo que la temperatura sea similar, pues si hubiera una diferencia importante, al hacerlo la presión parcial de todos los gases disueltos en la parte aérea de la bolsa, en el agua y en la sangre del pez variarán, lo que en el último caso puede producir daños indeseados a los peces.
- Poner los peces en un recipiente de plástico (mejor si es de tipo alimentario y de uso exclusivo para este fin) con el agua de transporte necesaria para cubrirlos. El recipiente ha de tener una superficie adecuada para el número y tamaño de los peces.
- Añadir poco a poco agua del acuario en este recipiente, bien por goteo rápido o con un vasito, durante un mínimo de 15 y un máximo de 45 minutos hasta duplicar aproximadamente el volumen de agua inicial. Durante este tiempo hay que quitar agua del recipiente para mantener un nivel que cubra a los peces o poner un difusor suave para que haya suficiente oxigenación (el intercambio de oxígeno por difusión no forzada solo se produce en los primeros centímetros bajo la superficie). De esta manera conseguimos “igualar” las condiciones del agua del acuario y la del transporte, lo que nos permite liberar a los peces en los acuarios con el mínimo estrés.
- Si la diferencia de pH entre el agua en la que llegan los peces y los acuarios en los que se van a introducir fuera importante (más de un punto, lo que equivale a un valor 10 veces más acido) es conveniente bajar el pH del agua del acuario hasta un valor intermedio, si en el acuario ya hay peces. Si en el acuario no hay peces, igualar el pH del acuario al pH en el que llegan los peces hará que la adaptación sea mucho más rápida y menos traumática para los animales. Para esta operación se necesita utilizar pHmetro electrónico, pues los medidores colorimétricos no son lo suficientemente fiables. Para la bajada de pH podemos usar ácido diluido o correctores de pH.
- Es muy importante que los criadores, los importadores, los minoristas y los aficionados pongamos en común las condiciones ideales para las diferentes especies y sus diferentes orígenes, pues si en alguno de estos eslabones las condiciones son muy diferentes a las que cada especie necesita, una correcta aclimatación no evitará que los animales sufran innecesariamente. Al igual que los aficionados preguntan (o deberían hacerlo) a los comerciantes por las mejores condiciones para mantener a los peces, estos deben hacer lo mismo con los proveedores con los que trabajen habitualmente, pues estos son (o deberían ser) la mejor fuente de información al tratar directamente con los criadores y/o pescadores de cada una de las especies que se comercializan.
Enfermedades asociadas al transporte
Básicamente se pueden producir intoxicaciones por amoniaco, acidosis y bacteriosis provocadas por bacterias oportunistas (pseudomonas, aeromonas, etc.). Una cantidad excesiva de peces por bolsa, una calidad deficien te del agua de transporte o variaciones fuertes de temperaturas pueden ocasionar muertes y el brote de enfermedades durante el transporte.
Las intoxicaciones por amoniaco se producen por exceso de animales en la bolsa acompañado de niveles altos de pH.
Algunas bacterias (bacterias heterótrofas) presentes en todos los acuarios y encargadas de descomponer la materia orgánica (detritus) en materia inorgánica pueden actuar como patógenos oportunistas cuando los peces se ven sometidos a condiciones de estrés como sucede durante el transporte.