Peluquería XXL

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Los perros de gran tamaño plantean a los peluqueros especializados una serie de problemas que los profesionales han de saber cómo solucionar.

Lidia Guerrero Martin
Dogo Pets Care

Con este término de “peluquería cani­na XXL” nos referimos a aquellos trabajos donde el cliente, en este caso el perro, tie­ne una dimensión considerable, desde los 35 hasta los 70 kg. Los propietarios que tienen estos ejemplares, a veces, tienen se­rios problemas para encontrar centros de estética canina donde acepten este tama­ño de can. Es así porque muchos peluque­ros, al oir que es un perro tan grande, no quieren hacer dichos trabajos.

Razones

¿A qué es debido esto? Muy sencillo. Como ya se ha comentado en otros artí­culos, la escasa concienciación y la situa­ción económica actual en España hacen que en las peluquerías solo trabaje un peluquero/a, y que no se dé pie a tener un ayudante o a estar varios peluqueros en un mismo centro. Los números no salen porque la ausencia de clientes supone la falta de beneficios suficientes. Esto no im­plica que si viene un perro con mucha en­vergadura el arreglo del pelo no se pueda llegar a hacer. Sin embargo, sí resulta muy complicado para una persona sola subirlo a una bañera para asearlo, por ejemplo.

¿Cómo aceptar perros XXL?

Adecuar todo un salón de belleza para canes solo para poder aceptar perros de gran talla no tendría mucho sentido. Pero si esta adaptación supone alguna ventaja más, entonces sí que vale la pena. Poner una bañera y una mesa eléctrica es la gran solución, ya que se puede acompañar al perro y que él, por su propio pie, sea el que suba o entre en la bañera. Una alter­nativa más económica sería recurrir a los mismos elementos, pero que en vez de ser eléctricos sean hidráulicos.

Al principio parece mucha inversión, pero tener estas herramientas, que ade­más se pueden graduar según el tamaño del perro, hace que el peluquero trabaje a una altura más adecuada a la suya (ergo­nomía en el trabajo). De este modo, espal­da, cervicales y brazos, que son las partes del cuerpo que sufren más dolencias en esta profesión, no se ven tan afectados.

Mastín del Pirineo en una peluquería canina. Si nos fijamos en la imagen, se puede apreciar que el can está encima de una mesa eléctrica en la posición más baja; el perro llega casi a la altura del hombro de la peluquera. Un auténtico trabajo XXL.

La otra cara de la moneda

La otra parte que no se ve es el gran consumo y gasto que conlleva hacer es­tos trabajos XXL. Para poderlo arreglar hacen falta peines, pinzas, trimmers, quitanudos, etc., en el caso de tener el pelo semilargo o largo. Si se tiene que utilizar una máquina de rasurar, no es lo mismo emplearla en un Bichón Maltes que en un Caniche gigante; las cuchi­llas se desgastan y se tienen que llevar a afilar. Lo mismo pasa con las tijeras de corte, que sufren un desgaste y se tienen que afilar cada cierto tiempo también. Un truco que tienen muchos peluqueros para no dañar los útiles de corte es ba­ñar al perro antes de hacer el trimmer, si el animal va muy sucio y lleno de tierra. Pero en muchas ocasiones no se puede bañar antes, ya que el estado del pela­je está tan mal que sería peor, debido a que no se puede lavar en profundidad y después el pelo no se acaba de secar por la gran densidad de los nudos.

Cuando se tiene que introducir un pe­rro tan grande a la bañera, la nota de gastos sigue aumentando: cosmética y agua. Las cantidades de estos elementos son considerables. Si se utiliza una buena cosmética y se enjuaga correctamente, la factura no sale barata.

La última parte es el secado. Al igual que el baño, si se quiere secar bien al ani­mal se tienen que utilizar secadores de gran potencia y emplear mucha paciencia y tiempo, porque dependiendo de la fron­dosidad y longitud del can, puede que en el secado se vaya no menos de una hora, algo que equivale a pagar una factura de electricidad elevada.

Una sugerencia

Aunque parezca que estos trabajos conllevan mucho jaleo, vale la pena dar un servicio al 100 % para todo tipo de cliente. Eso sí, un peluquero tiene que hacerse valer, explicar bien el trabajo que acarrea este tamaño de perro y cobrar lo que corresponde. Las tarifas low cost aquí no tienen lugar, ya que al final quien sale realmente perjudicado es el animal: pelaje mal arreglado, mal lavado, picores por falta de suficiente enjuague o aparición de hongos en la piel por no estar el tiempo correspondiente de secado.

Como siempre, la clave es concienciar a los clientes antes de adoptar a un animal de estas características, así como explicar en todo momento los grandes trabajos que hace un buen peluquero. ¡Ánimo! Poco a poco, ¡se tiene que lograr que la gente entienda la importancia de la peluquería canina!

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