Os ofrecemos dos nuevas alternativas a los tradicionales acuarios de peces: los de arrecife y los de invertebrados.
Ángel Garvía y Fernando Zamora
Imágenes: Ángel Garvia
Según algunos, los acuarios de arrecife (o reef en argot acuariófilo por influencia del inglés) podrían considerarse un tipo de estilo dentro del paisajismo acuático, en tanto y cuanto este tipo de instalaciones lo que intenta es recrear un ecosistema de arrecife coralino en el que cohabitan diversas especies de peces e invertebrados, y en muchas instalaciones de este tipo éstos último son sin duda los verdaderos protagonistas desde el punto de vista ornamental, llegando en ocasiones a relegar la presencia de los peces a nivel prácticamente anecdótico o funcional (limpieza de algas, etc.).
En estos casos los invertebrados protagonistas suelen ser los cnidarios, un grupo muy amplio que contiene una gran cantidad y variedad de especies de interés en acuariofilia marina de corales, duros y blandos, gorgonias, milleporas, anémonas, etc. Además, en la actualidad cada vez se comercializan más corales y anémonas de criadero o esquejado (fragmentación), pues afortunadamente la situación ha cambiado de forma radical. Hasta hace unos pocos años prácticamente todos los ejemplares para acuario se extraían del arrecife, pero hoy existen una serie de circuitos de intercambio entre instalaciones públicas e incluso entre aficionados. Sin embargo, no hay que olvidar que una buena parte de los corales está incluida en el apéndice II del convenio CITES y requiere la documentación adecuada. Así sucede por ejemplo con todas las especies de Antipatharia spp. (corales negros), Scleractinia spp. (corales pétreos), Tubiporidae spp. (corales rojos), Milleporidae spp. (corales de fuego), Stylasteridae spp. (corales de encaje) y una especie de coral azul, Heliopora coerulea.
Por otro lado, el comercio marino ornamental ha crecido mucho en las últimas décadas, lo que ha traído parejo un aumento del número de tipos y especies de invertebrados marinos que se comercializan para acuarios de arrecife, como esponjas, tunicados, moluscos, anélidos, etc.
La presencia de macroalgas marinas, que para algunos forman parte de un sistema de arrecife coralino, ha seguido una trayectoria similar. Puntualizando que no estamos hablando de algas no deseadas en acuario (filamentosas, tapizantes, etc.), sino de algas de buen tamaño, deseables y con función ornamental, tipo Caulerpa, es evidente que hasta hace poco su aparición era espontánea y llegaban a los acuarios casi por casualidad, adheridas a la roca viva o la base de corales y otros invertebrados. Actualmente la situación ha cambiado, pues existe una demanda real por parte del aficionado y se pueden adquirir algas recolectadas e incluso de criadero, como Ulva, Agardhiella, Gracilaria o Chaetomorpha.
En sentido estricto los peces forman parte de este ecosistema marino, pero he conocido urnas de arrecife en donde la nota de color y movimiento, en principio responsabilidad de los peces, era puesta por gusanos tubícolas filtradores, algas y gambitas de colores vivos, convirtiendo así un acuario de arrecife en un acuario sin peces.
Otros acuarios de invertebrados marinos
Otra posibilidad son los acuarios que contienen invertebrados y peces pero sin la pretensión de simular un biotopo de arrecife coralino; simplemente un acuario de conjunto o comunitario en el que conviven peces y diferentes clases de invertebrados. Los invertebrados en estos casos suelen ser anémonas de disco, cangrejos ermitaños o incluso diversos tipos de equinodermos, como holoturias tricolores, estrellas y erizos de mar, etc. En nanoacuarios marinos es frecuente esta posibilidad, y se diseñan pequeñas urnas para asociaciones pez-invertebrado como las que se producen entre camarones pistoleros, principalmente del género Alpheus, y gobios de diversos géneros (Crytpocentrus, Amblyeleotris, Stonogobiops, etc.) o la conocida asociación entre anémonas y peces payaso (familia Amphiprionae).
Alternativas a los peces: acuarios de invertebrados y arrecife Clic para tuitearIncluso se puede dar un paso más y dedicar la instalación únicamente a invertebrados. No es una opción muy elegida, pero con los progresos tecnológicos y la mayor variedad de invertebrados comercializados, cada vez son menos raras. Ejemplos de esto son las urnas de volumen medio-grande específicas de determinadas especies de sepia o dedicadas sólo a corales y almejas gigantes del género Tridacna. Estas últimas están incluidas en el apéndice II del CITES, pero han sido uno de los invertebrados marinos que primero han comenzado a comercializarse de criaderos con técnicas de acuicultura marina en sus propios lugares de origen. El mundo de los nanoacuarios también se ha introducido en este campo, y ya resulta frecuente encontrar ofertas para nanoacuarios específicos para mantener anémonas de disco, gambitas y otros crustáceos decápodos. Una de las últimas novedades en este aspecto son los medusarios: instalaciones pensadas y diseñadas para mantener exclusivamente medusas. Sin duda son una opción muy singular que va cogiendo su cuota de mercado.
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