A la hora ponerse con la decoración del acuario marino, los aficionados no solamente buscan la máxima fidelidad en cuanto a la calidad del agua, sino también ajustar lo más posible la ambientación. Los comercios pueden y deben contribuir a que sus clientes tengan una experiencia satisfactoria a la hora de organizar su instalación.
La roca viva es un elemento imprescindible a la hora de convertirse en una base de la decoración de un acuario marino. No solamente por su efecto estético, sino porque tiene un papel decisivo para la supervivencia de los peces. La roca viva tiene su origen en el esqueleto de corales y, pese a su apariencia inerte, es un vehículo para la proliferación de microorganismos necesarios para el correcto equilibrio del agua. Por ello es importante también extremar sus condiciones higiénicas, de manera que no se cuele ningún elemento extraño en ella. También existe la posibilidad de comercializar roca viva artificial, con unas características de porosidad similares a la natural, que favorece la colonización de bacterias controladoras del equilibrio del acuario, aunque no sea tan efectiva como elemento filtrador.
Un entorno familiar
Hay peces que en su hábitat natural viven en grutas formadas por rocas. También es posible criar peces de este tipo en un acuario, y para ello es conveniente formar a base de piedras un medio parecido a las grutas donde originariamente vivieran. Pero en este caso debe prestarse atención a la comodidad a la hora de la limpieza: con un entorno lleno de recovecos, los peces del acuario podrán estar cómodos, pero será mucho más complicado para el aficionado mantener las condiciones higiénicas adecuadas, y se corre el riesgo de que proliferen organismos como musgo, líquenes u hongos que a la larga perjudicarán a la salud de los habitantes del acuario.
Contar con un lecho de piedras es también recomendable. En estos casos los propietarios pueden dar rienda suelta a su creatividad, aunque es también fundamental tomar algunas precauciones para evitar desequilibrios químicos en el agua. Las piedras calcáreas nunca deben usarse para decorar acuarios, ya que elevan los niveles de carbonato cálcico y vuelven más duras las aguas, con el consiguiente riesgo para las especies que vivan en ellas.
Otro aspecto que también debe tenerse muy en cuenta, y que aunque parece básico hay mucha gente que no acaba de tener en cuenta, es la disposición de las rocas: la estabilidad es muy importante, porque una roca en equilibrio precario puede caerse y ocasionar desperfectos en el acuario, si no lesiona a alguno de los peces. Cuando se colocan piedras o roca viva simulando las grutas marinas, hay que asegurarse de que están bien colocadas, y no van a causar un susto.
Sentido común
En cuanto a los complementos artificiales, el propio sentido común de los usuarios debe ser el que prime a la hora de elegir uno u otro. Muchos acuarios se decoran con elementos de plástico que si no han sido tratados adecuadamente pueden resultar, a la larga, perjudiciales para los peces que habiten en ese espacio. Por ello es obligado conocer la composición de esos elementos, y asegurarse de que son totalmente inocuos. Por ejemplo, los barnices son sustancias que garantizan la durabilidad de estos elementos decorativos, pero también hay que asegurarse de que sean adecuados. El acuario está compuesto por agua salada, cuyas características químicas son diferentes a las del agua dulce: su composición es más agresiva con algunos componentes, y la disolución de estos compuestos puede afectar al equilibrio del agua.
La introducción de elementos con partes móviles siempre es muy agradecida por parte de los usuarios, que ven de este modo cómo su acuario se convierte en una pequeña atracción para todas las miradas. Las posibilidades que ofrecen los fabricantes son muy amplias, y son bien conocidos los buzos, los cofres del tesoro o las goletas hundidas. Todos ellos añaden vistosidad al acuario, y debe recordarse que las burbujas no son nocivas para los peces, por lo menos en lo que respecta a que vayan a quedarse sin oxígeno. Para las plantas vivas que pueda haber, sin embargo, son más perjudiciales, ya que las burbujas que salen a la superficie facilitan que se pierda el dióxido de carbono que las plantas respiran durante el día. También hay que dejar claro que, pese a su apariencia regeneradora, estas decoraciones que despiden burbujitas no sirven para renovar el oxígeno del agua, a pesar de dar la sensación de continua movilidad. Al igual que sucede con los adornos vivos, es muy conveniente que pasen una primera fase de limpieza a fondo, sumergiéndolos en agua hirviendo para poder eliminar cualquier resto perjudicial que puedan contener. También hay que tener en cuenta que existen adornos con formas caprichosas que pueden resultar muy vistosas, pero que también pueden complicar su limpieza periódica.
