Una dieta adecuada a las diferentes etapas vitales es fundamental: la correcta alimentación del gato mayor favorece el aporte adecuado de los nutrientes que necesita para mantener una mejor calidad de vida.
Rosa Roldán
Técnico en comportamiento canino y felino. Educadora canina
www.perrygatos.es
La madurez del gato doméstico constituye una etapa cada vez más prolongada de su vida, que puede disfrutar con salud con las atenciones adecuadas. A partir de los siete años se empiezan a producir los primeros cambios, aunque suelen ser tan sutiles que, normalmente, en esta primera fase pasan desapercibidos, ya que no se observan signos externos de envejecimiento. Es a partir de los 10 años cuando se producen los cambios más importantes.
Un gato de edad avanzada empieza a sufrir cambios aunque, a veces, puedan pasar inadvertidos al propietario hasta que ya son evidentes. Las patologías relacionadas con el envejecimiento comienzan a hacer acto de presencia debido a los cambios físicos, metabólicos o de conducta. Se vuelve más sensible.
La prevención, en estos casos, pasa por una alimentación específica unida a revisiones veterinarias periódicas. Una dieta adecuada a las diferentes etapas vitales del gato sénior favorecerá el aporte adecuado de los nutrientes necesarios para una mejor calidad de vida.
El gato se hace mayor
Con el paso de los años, los sentidos del gato (oído, vista y olfato) pueden empezar a deteriorarse, pero cada animal envejece de un modo diferente. En un primer momento, muchos de estos cambios pueden pasar desapercibidos, ya que el animal se adapta a ellos: se mueve menos, evita saltar a lugares elevados, pasa más tiempo descansando, etc.
Otros cambios pueden ser más obvios como el mal aliento que provocan las enfermedades dentales que, con el paso de los años, requieren más atención y control veterinario.
A partir de los 10-12 años, los signos se hacen evidentes. se produce el envejecimiento celular, que conlleva un progresivo deterioro de los órganos y funciones vitales del gato (corazón, riñón, pulmones…), a la par que disminuyen las capacidades cognitivas y sensoriales en la mayor parte de los casos.
Muchos gatos sénior pierden masa muscular, de modo que pueden parecer más delgados. Otros, en cambio, tienden a la obesidad porque siguen consumiendo las mismas calorías al tiempo que su actividad se ha reducido de forma notable.
El pelaje se vuelve más seco y quebradizo a la par que la piel es menos flexible. Con el paso de los años, es probable que el gato no se acicale tan eficazmente como antes o que pierda el interés en esta actividad.
Normalmente, a medida que madura, el gato se vuelve afable y tranquilo y muestra más interés por descansar en el sofá junto a su propietario, en lugar de marcar el mueble con sus uñas. También es posible que duerma mucho más tiempo. En cualquier caso, son aspectos que deben vigilarse. El desinterés por el mundo que lo rodea puede ser indicativo de que el gato no está bien, al igual que un nivel de energía excesivo.
Los cambios de comportamiento en gatos mayores son a menudo el resultado de problemas de salud, por lo que conviene estar atento y pedir asesoramiento veterinario a la menor duda.
Aunque parezca que un gato sénior está como siempre, no debe perderse de vista su edad, y el propietario ha de anticiparse en todo lo relacionado con la prevención: alimentación, revisiones periódicas, etc.
Un gato sénior empieza a sufrir cambios que pueden pasar inadvertidos al propietario hasta que son muy evidentes Clic para tuitearAlimentación específica para el gato sénior
La alimentación del gato mayor tiene un menor aporte en calorías y sirve para prevenir la aparición de factores de riesgo asociados a la edad, lo que asegura un retraso en el envejecimiento, así como una menor incidencia de la aparición de patologías como cáncer, enfermedad renal o cardiaca….
Los cambios que se van produciendo en el gato mayor determinan una serie de necesidades nutricionales diferentes.
Características de una buena alimentación del gato mayor
Es preciso adaptar la energía puesto que, como hemos visto, al comienzo de la madurez hay cierta tendencia a la obesidad, mientras que en la fase más avanzada hay pérdida de peso debido a la pérdida de masa muscular.
Los alimentos para gatos mayores se formulan teniendo en cuenta la necesidad de cubrir adecuadamente las necesidades del gato, al tiempo que protegen al organismo (fundamentalmente hígado y riñón) de una excesiva carga de trabajo aportando la proteína justa para esta etapa vital de nuestro compañero.
En muchos casos, la alimentación de los gatos sénior viene suplementada con aminoácidos esenciales que ayudan a reducir la pérdida de masa muscular.
Con la edad, las defensas del organismo se vuelven menos eficaces, por lo que un refuerzo de antioxidantes en el alimento ayuda a combatir los radicales libres involucrados en muchas enfermedades. La vitamina C y E incorporadas a la dieta de un gato mayor estimulan su sistema inmune y protegen las células.
La enfermedad renal crónica es bastante común en los gatos mayores, y para cuando se detecta y diagnostica suele estar bastante avanzada. Por eso, la dieta ha de tener en cuenta los elementos necesarios para proteger y favorecer la función renal. Un bajo contenido en fósforo contribuye a prevenir el fallo renal o a frenar su progresión en caso de haberse iniciado.
Así mismo, el triptófano puede colaborar a frenar el deterioro cognitivo, protegiendo la función cerebral del gato mayor.
El uso de ácidos grasos o la incorporación de condoprotectores ayudan a frenar el deterioro del cartílago, favorecen la regeneración articular y protegen las articulaciones.
