La unidad K9 de Creixell de perros de rescate lleva 12 años colaborando en labores de búsqueda y rescate, y cuenta con un gran reconocimiento internacional.
Susana de Pedro
Responsable de Comunicación de Dingonatura
La utilidad de los perros en la sociedad es una realidad que constatamos con numerosos ejemplos a los que quizá ya estemos acostumbrados: terapias asistidas, salvamento marítimo, detección de drogas, apoyo a labor policial y rescate y ayuda humanitaria.
Esta última faceta canina cuenta en España con varios grupos de perros de rescate, y el que tiene mayor reconocimiento internacional es la unidad K9 de Creixell, constituido hace más de 12 años como ONG cuyo objetivo es colaborar en labores de búsqueda y rescate junto con los demás miembros de especialistas como bomberos, Guardia Civil o miembros de Protección Civil. El rescate de personas sepultadas bajo escombros o aludes mediante los perros que están entrenados para ello son su especialidad más demandada.
El presidente de K9 de Creixell, Pedro Frutos, lleva trabajando en esta disciplina desde hace más de 25 años, cuando él y su mujer iniciaron este bonito proyecto y derrocharon tiempo, esfuerzo y dinero para finalmente poder crear esta unidad canina de rescate. Pedro y su grupo de binomios hombre-perro han recorrido el mundo en misiones humanitarias buscando personas en áreas afectadas por terremotos, tsunamis u otros desastres naturales.
Desde sus inicios han puesto no solo su esfuerzo y ayuda personal desinteresada en el proyecto, sino también dinero de sus propios bolsillos, pues siempre la financiación ha sido el gran problema. La Universidad Rovira y Virgili de Tarragona lleva ocho años ayudándoles económicamente, sufragando los pasajes de avión para desplazar los comandos donde son requeridos, así como Dingonatura, que desde hace más de seis años se siente orgullosa de proveer el alimento de estos perros de forma continuada, proporcionándoles un alimento especial cuando están desplazados en misión de rescate.
Su última intervención ha sido en el reciente terremoto acontecido en México DC, donde un comando de nueve hombres y ocho perros estuvieron 10 días intentando localizar personas entre los escombros. En México el grupo de ayuda solidaria Lions les prestó todo el apoyo logístico que necesitaron. Esta es la decimoquinta catástrofe internacional en la que la unidad K9 ha prestado su ayuda desinteresada.
No siempre las cosas son fáciles
Normalmente la aventura comienza en el mismo aeropuerto, donde no siempre las cosas son fáciles, y en muchas ocasiones han tenido que sufrir largas esperas por los trámites en el transporte de los perros, sabiendo que eran necesarios de forma urgente en el país de destino, y viendo apenados cómo muchas compañías cobraban cada uno de los pasajes de los cánidos, en vez de facilitar sus viajes sabiendo que se trata de una ONG.
Ya en las zonas de intervención, hombres y perros duermen en una gran tienda de campaña que trasladan desde España y donde reciben el apoyo y cariño de las personas que, aun con el sufrimiento de tener familiares o amigos desaparecidos, se vuelcan con el equipo, ofreciéndoles lo poco que tienen en forma de alimentos, agua o mantas si hace frío como muestra del reconocimiento y agradecimiento a su labor, detalles que emocionan y que llenan esa mochila que regresa a España henchida de satisfacción por la ayuda prestada.
Bien entrenados
Los perros están entrenados para que, a una orden de búsqueda, rastreen un área delimitada y ladren si perciben la presencia de una persona viva, y ladren y escarben si la persona está muerta.
Su jornada es dura, pasan horas corriendo, olfateando de un lado a otro y acaban agotados, comen y descansan hasta el día siguiente. Un perro bien adiestrado es capaz de rastrear una hectárea en 30 minutos.
El entrenamiento de estos perros dura dos años aproximadamente y utilizan masías derruidas y abandonadas, obras sin terminar y cualquier espacio en el que el escombro y el desorden estén presentes. Los cebos están impregnados con pseudoolores similares a los que se encontrarían en casos reales, y luego son premiados con un rato actividad con su juguete favorito.
Ayuda allí donde se necesita
La participación del equipo K9 de Creixell en los terremotos de Afganistán, Pakistán, Indonesia, Filipinas, Marruecos, Perú, Haití, Chile, Italia y, más recientemente, Brasil y México, ha sido reconocida por gobiernos y medios de comunicación de todo el mundo. Además, forman parte de Inter-SOS (Asociación de familiares de personas desaparecidas) organizando de forma altruista salidas semanales en busca de desaparecidos (de hecho, estos fueron sus comienzos y aún siguen colaborando con ellos).
La unidad K9 de Creixell, tiene su sede en este pequeño pueblo de Tarragona, y desde allí dan servicio a toda España y a los países que requieran de su ayuda.
En palabras de Pedro Frutos, “si todas las personas pudiesen vivir la experiencia de prestar ayuda en estos momentos tan críticos, podrían emocionase al ver la solidaridad infinita de los damnificados con otros afectados y con los comandos que acuden a ayudar y, sin duda, el mundo sería más humano”.
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