Los peces y el ruido

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“¿Cómo les afecta el ruido a los peces?” es la cuestión que algunos aficionados se plantean alguna vez. Respondemos con el asesoramiento de Javier González, Director Técnico del Acuario de Zaragoza.

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Los peces por supuesto por supuesto que tienen oído interno y por lo tanto tienen capacidad de escuchar. Disponen de un sistema acústico muy vinculado a la recepción de vibraciones, al equilibrio, y por supuesto a la detección de sonidos de alta y baja frecuencia.

El agua transmite mucho mejor los sonidos que el aire; en ella el sonido viaja cinco veces más rápido que en el aire.

Podríamos decir que los peces a la vez que “escuchan”, se orientan en el medio acuático que habitan.

Cuestión de anatomía

El oído interno de los peces dispone de tres canales semicirculares, rellenos de un fluido en el cual flotan unos famosos huesos que todos conocemos, llamados otolitos. Son los encargados de contactar con las terminaciones sensoriales de las células y transmitir así tanto el sonido, como las vibraciones del agua.

En muchas especies de peces esta transmisión se ve favorecida por la participación de la vejiga natatoria, como una especie de “cámara de resonancia” acústica. Una cadena de huesecillos, vinculada a esta vejiga natatoria, y presente en también en muchos grupos de peces, funciona como cadena transmisora de esos sonidos y vibraciones entre vejiga y oído interno.

Es más, según las especies tienen otros sensores (p.e. ampollas de Lorenzini en los condrictios) que les hacen incluso sensibles a campos eléctricos, cambios de salinidad, etc.

Por lo tanto, los peces muestran respuestas a los ruidos y según sean estos pueden tener picos de estrés (cortisol o adrenalina) fácilmente medibles.

Responden a los sonidos

De hecho, hay un estudio realizado por científicos de la Universidad de Bristol en el Reino Unido que demuestra que el comportamiento de los peces se altera con el ruido y puede llegar alterar el hábitat del acuario y sus comportamientos, sobre todo con relación a la alimentación. Esta alteración a largo plazo tienen consecuencia perjudiciales.

Experimento

Estos científicos para realizar el experimento pusieron altavoces bajo el agua en un acuario con peces. Cuando se emitían ruidos fuertes los peces se distraían a la hora de comer. No dejaban de comer, pero sí cometían errores de alimentación, tales como comer residuos del depósito en lugar de alimentos, e incluso con un ruido no prolongado de apenas segundos.

Conclusión principal

El estudio llegó más allá, y se estimó que los peces incluso tienen pérdidas de audición y un alto grado de estrés que conduce hacia un comportamiento errático.

No todos los peces reaccionaban igual, dependiendo del tipo se sobresaltaban con los ruidos o no. Hay algunos peces que no tienen desarrollado prácticamente el sistema auditivo. De ahí que se comuniquen a través de sonidos de baja frecuencia como los clics, sollozos, aullidos y zumbidos.

En resumen

Conviene recomendar a los clientes que para proporcionar bienestar a los habitantes de sus acuarios deben evitar colocar el tanque cerca de equipos de música o la televisión, ya que podría asustarlos constantemente.

 

Agradecimientos a Javier González, director técnico del Acuario de Zaragoza.

 

 

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