Los peces presentan particularidades anatómicas que van a determinar el tipo de alimento y sus diferentes hábitos alimenticios. En un acuario la alimentación viene determinada por el dueño, por lo que debemos informarle sobre las opciones que tiene y las necesidades de sus habitantes.
El alimento seco para acuarios es una opción popular y conveniente para proporcionar nutrición a los peces y otros organismos acuáticos en un entorno controlado. Por otro lado, el alimento vivo presenta un mayor atractivo para los habitantes del acuario ya que tiene movimiento y, a su vez, es una fuente proteínas, vitaminas y nutrientes de alta calidad nutricional.
Alimento vivo
Engloba a todos aquellos vegetales, crustáceos, lombrices, larvas de insectos, etc. Presenta un mayor atractivo para los peces ya que tiene movimiento y a su vez es una fuente proteínas, vitaminas y nutrientes de alta calidad nutricional. El alimento vivo dura pocos días, por lo que se puede congelar, aunque perderá el atractivo para nuestros peces. La principal desventaja de este tipo de alimentación es que puede actuar como fuente de contaminación. Veamos los más comunes y utilizados (Arboleda, 2005; Rodríguez, 2009; Velasco y Corredor, 2011).
Artemia salina
Es un crustáceo braquiópodo del orden de los Anostraceos. Es una de las más utilizadas en acuariofilia. Se puede obtener con facilidad en diferentes tamaños según nuestros ejemplares. Una de las ventajas que presenta es que suele estar libre de patógenos que puedan afectar a nuestro ecosistema.
Daphnia o pulga de agua
Es un crustáceo planctónico del orden Cladocera. Es característica su forma de nadar, moviéndose en saltos y siendo atractiva para los peces que viven en la superficie de nuestro acuario (figura 6).
Tubifex
Es un gusano segmentado que habita en los sedimentos de lagos y ríos. Son pequeños gusanos rojos que pertenecen al grupo de los anélidos poliquetos (figura 7). No suelen superar 1 cm. Son de los más conocidos y por lo tanto utilizados en acuariofilia. Aunque, pueden conllevar riesgo biológico. Necesitan un contenedor especial que actúe a modo de comedero para los peces.
Lombrices de tierra
Son invertebrados anélidos que pertenecen al grupo de los quetapodos, desprovistos de ventosas o aparatos succionadores, presentan el cuerpo segmentado por tabiques internos. La más utilizada es la Lumbricus terrestres.
Drosophila o mosca de la fruta
Son pequeños insectos de 1-2 milímetros que pertenecen al orden de los dípteros. Se usan en la mayor parte de criaderos y en acuarios domésticos debido a su facilidad de reproducción.
La alimentación viva se puede conseguir en cualquier proveedor especializado, sus propiedades son bastante beneficiosas y atractivas para nuestros ejemplares, pero debemos de tener en cuenta que actúan como un complemento. Es irremplazable en la nutrición de los peces. Aporta elementos insustituibles por el alimento seco como son ciertos factores enzimáticos, vitaminas o aminoácidos. Además, ejercen una acción positiva en cuanto a la estimulación del apetito y fomenta el comportamiento normal de los ejemplares. El aspecto negativo es que pueden ser portadores de elementos contaminantes presentes en el medio (Cazares y Barocio, 1988; Lloret, 2006).
Alimento congelado
Todos los alimentos vivos que se han mencionado anteriormente se pueden congelar, una forma adecuada de presentación sería en cubitos de hielo. Permite almacenarlos durante un mayor periodo. En el caso de peces herbívoros pueden ser elaborados en el propio domicilio, limpiando exhaustivamente el vegetal o hirviéndolo, pero sin utilizar productos de desinfección.
Liofilizados freeze-dried-food
Son productos que han sido desarrollados en busca del menor peso posible, mediante la deshidratación. Este método hace que la pérdida de sabor y valor nutricional sea mínima o nula. Se utilizan crustáceos, lombrices y artemia entre otros, los cuales son una importante fuente de proteína y se han sometido a un proceso de ultracongelación y desecación. También se someten a radiación gamma con la intención de evitar que actúen como vehículos de infecciones.
Con ello conseguimos las cualidades nutricionales y de sabor de los alimentos vivos, pero con la presentación de alimentos secos. La única desventaja que presentan es la pérdida de la captura, por lo que se deben complementar con alimento vivo (Cazares y Barocio, 1988; Cuchia; 2018; Velasco y Gutiérrez, 2019).
En el caso de alevines o peces jóvenes la frecuencia de alimentación debe de ser mayor, siendo lo ideal que siempre tengan alimento a su disposición. Si se encuentran en fase de crecimiento y la alimentación es insuficiente durante 48 horas se puede detener su crecimiento. Los alevines son de menor tamaño por lo que los métodos de alimentación deben de ser acordes a los mismos. Debemos tamizar la comida ya que grandes escamas o alimentos pueden obstruir el sistema digestivo e incluso impedir la correcta respiración.
Para evitar los problemas alimentarios en alevines, se recomienda introducir infusorios (animales unicelulares de tamaño microscópico). También, podemos introducir artemias recién nacidas o de pequeño tamaño. Se les pueden administrar tres o cuatro veces diarias, para favorecer así su crecimiento (Velasco y Gutiérrez, 2019)
Conclusión
De forma general, hemos de indicar que la mejor opción es una mezcla de las diferentes formas de presentación. Hay que tratar de evitar utilizar el mismo tipo de alimento de forma única. Una dieta monótona contribuye negativamente en la expresión de comportamiento y puede generar problemas de conducta. Además, siempre debemos tener en cuenta las diferentes especies presentes en nuestro acuario, su morfología y el tipo de alimento más adecuado para su ciclo de vida. Según el tipo de especies debemos variar entre comida viva o congelada, a modo de complemento y de forma rutinaria una alimentación preparada adecuada según las especies presentes.
Otro punto que destacar es la cantidad de comida, ya que el exceso es uno de los principales errores que se comete al iniciarse en la acuariofilia y puede causar desequilibrios en los parámetros de calidad del agua junto con un aumento de las enfermedades y por lo tanto mortalidad.
Puedes leer el artículo completo en EspeciesPro Nº 268.
Julio B. de Gabriel Sánchez y Cristina Castillo Departamento de Patología Animal. Facultad de Veterinaria de Lugo, Universidad de Santiago de Compostela Imágenes cedidas por el autor
