Los complementos, como los transportines, representan un importante porcentaje de las compras de los clientes de comercios especializados, habitualmente solo por detrás de los alimentos, los premios y los artículos de higiene y peluquería.
Son varias las razones que pueden mover a los clientes a decidirse a comprar cualquier tipo de accesorio: por ejemplo, la practicidad, ya que con un determinado artículo pueden hacer la convivencia de personas y animales más fácil. Es el caso de los transportines, un artículo que no tiene un uso continuado pero que resulta indispensable en los casos en que haya que hacer desplazamientos con el animal. Ahí se puede jugar una baza a la hora de argumentar las ventas de un producto como este. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que los propietarios de gatos son más reticentes a llevar a sus animales al veterinario que las personas que poseen un perro. Uno de los motivos de ello está directamente relacionado con los problemas para que los felinos utilicen el transportín cuando no están acostumbrados a ello o el artículo no está pensado específicamente para ellos.
Es interesante, por tanto, que los comerciantes tengan en cuenta este dato, porque indica una vía de venta por partida doble: por un lado, permite a los establecimientos ofrecer el accesorio adecuado y útil para los propietarios; pero además, vincula ese producto con otros profesionales de la mascota, en este caso con los veterinarios, y de este modo pueden establecerse relaciones beneficiosas para ambos.
Consejos para vender transportines
Incluso los transportines de alta calidad son relativamente baratos y, en cualquier caso, es una inversión más que razonable en la seguridad del gato y en la tranquilidad del propietario.
Además, pueden suplir la opción de la camita a la vez que ayuda al animal a aceptarlo y facilita su transporte en las visitas al veterinario o pequeños desplazamientos.
Nuestra misión es asesorar al propietario sobre las opciones disponibles hasta dar con aquel que le resulte más cómodo pero que le aporte al animal confortabilidad y seguridad a la vez que le permite contemplar el mundo. Los más populares son los fabricados en plástico formados por dos piezas unidas con ranuras de ventilación en los laterales y con puerta de rejilla de acero.
Estos son algunos consejos que podemos ofrecer a los propietarios a la hora de elegir transportín:
- Es preferible que el transportín esté fabricado en material rígido, ya que protege de impactos y se puede asegurar mejor en el coche.
- Entre los materiales rígidos, son recomendables los de plástico frente a aquellos fabricados en mimbre o fibra vegetal, tipo cestería, ya que, a pesar de que estos últimos pueden resultar muy bonitos, son menos prácticos en cuanto a limpieza se refiere. Un buen transportín de plástico nos facilita el lavado y desinfección en caso de escapes durante el transporte o la visita al veterinario (que suelen ser frecuentes en gatos miedosos) y favorece la eliminación de olores extraños y de aquellos relacionados con el estrés y el miedo.
- Entre los modelos de plástico, lo ideal es que la parte superior sea desmontable. Con frecuencia, los gatos se sienten más seguros en el veterinario si se les examina sin sacarles del transportín, retirando esta mitad. También, en algunos casos, resulta de utilidad desmontarlo durante el proceso de habituación en casa.
- Por último, y para los que quieran rizar el rizo, es recomendable que, además de la puerta frontal, posean una puerta superior, ya que algunos gatos llevan mal ser introducidos de frente, pero se acostumbran rápidamente a entrar por arriba.
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