Los conejos Rex son una raza caracterizada por un manto particular: tienen un pelo con la consistencia del terciopelo debido a lo que comúnmente se llama subpelo (o borra) y que recubre regularmente el cuerpo, mientras que carecen de los pelos que suelen constituir la jarra o pelo de cobertura.
La primera aparición de esta raza data de un poco antes de 1920 en Francia, pero, desde entonces, ha evolucionado mucho y se han hecho populares entre las personas a las que les gusta cuidar conejos. En un principio, era descrita como una raza poco estable y muy sensible a las enfermedades más comunes. Con el tiempo, el cuidadoso trabajo de selección de los productores la hizo más resistente y mejor adaptada a la cría en cautividad.
Es importante distinguir entre el Rex y el Mini Rex: el Rex “normal” es un conejo de talla media-grande que puede pesar hasta 5 kg, mientras que las selecciones de los “mini” han conducido a la estabilización de líneas bastante más ligeras (hasta 1,5-2 kg), más apreciadas por los amantes de estos animales. Existen Rex con pelo “rizado”, pero se crían bastante menos y, por tanto, son más raros.
Colores del conejo Rex
En el ámbito internacional es posible enumerar principalmente 14 colores de pelo, aunque existen diversas subcoloraciones. Las coloraciones principales son:
- White, con ojos rojos u oscuros. Se trata de un conejo muy diferente de los conejos blancos de otras razas.
- Himalayan, con los ojos rojos. Se caracteriza por tener las orejas y la zona de la trufa oscuras sobre manto blanco.
- Tortoise, una coloración particular compuesta de claros y oscuros en tonos marrones.
- Chinchilla, que toma el nombre del color del manto característico de las chinchillas.
- Blue, muy oscuro con refl ejos cercanos al azul oscuro.
- Seal, que recuerda un marrón oscuro e intenso.
- Opal, un color gris intenso con contrapelo claro; se trata de un color muy particular y típico de la raza.
- Lynx, o bien marrón lince con matices claros.
- Chocolate, o marrón chocolate, generalmente con contrapelo claro.
- Red, literalmente rojo, si bien muchos ejemplares de esta coloración son de un naranja vivo muy brillante.
- Broken, que define el ejemplar con manto manchado. La base es siempre blanca y las manchas pueden ser marrones, negras o mixtas; los ejemplares con manchas negras son llamados “dálmata”, en clara referencia a la raza canina.
- Lilac, una coloración a mitad de camino entre el gris y el violeta apagado.
- Castor, o bien el clásico marrón castor; seguramente es la coloración más común, pero no por ello menos apreciada.
- Black, o bien el negro tinta, mucho más resplandeciente que los negros de los mantos de otras razas.
Alimentación
La alimentación idónea para los Rex es la misma que para el resto de conejos domésticos, es decir, hay que olvidar los piensos que contienen cereales (si no es en pequeña cantidad) y dar vía libre al heno de buena calidad, sea polifítico (compuesto de varias hierbas) o bien de alfalfa, aunque es preferible el primero.
Pueden ofrecérsele verduras frescas como hojas de lechuga, zanahoria, acelga, nabo, cardo y rúcula, pero siempre hay que tener cuidado con la cantidad y el estado de conservación: han de evitarse taxativamente los vegetales marchitos, macilentos y que llevan tiempo en el frigorífico.
Podemos incluir un buen pienso peletizado, preferiblemente sin sustancias coccidiostáticas (excepto por indicación del veterinario especialista). La cantidad recomendable sería añadir dos cucharadas soperas al día para un conejo en torno a los dos kilogramos.
Reproducción del conejo Rex
También desde el punto de vista de la reproducción los Rex son como las otras razas: la hembra que es cubierta durante el celo tendrá una gestación aproximada de 30-31 días, al término de la cual nacerán de dos a seis gazapos como media. El crecimiento será rápido, y ya a los diez días se podrá apreciar la consistencia aterciopelada del manto que se va formando.
La hembra se arranca grandes mechones de pelo para forrar el nido, y en este periodo deberá ponerse a su disposición heno en cantidad abundante.
No está de más recordar que cruzar los conejos Rex con otras razas a menudo significa obtener resultados peores e inesperados. La heredabilidad de los caracteres es algo muy complejo, de forma que es mejor evitar experimentos que, con frecuencia, generan ejemplares que no tienen las características ni del padre ni de la madre o, si las tienen, puede que no las transmitan a generaciones futuras.