Dentro del grupo de los pequeños mamíferos comercializados como animales de compañía hay una gran variedad. Los más populares son hámsteres y conejos, pero hay otros como las chinchillas, perfectamente adaptados a vivir en los hogares.
Las chinchillas son originarias de Chile y Perú, concretamente de los Andes, donde habitaban los áridos y fríos desiertos. Se trata de una especie caracterizada por su naturaleza limpia y carácter tranquilo. Su pequeño tamaño, poco mayor que el de una ardilla, la hace adecuada como animal de compañía. Es sencilla de manejar y tiene necesidades básicas simples.
Estos mamíferos en libertad viven en madrigueras subterráneas, pero se adaptan con facilidad a la vida como mascotas. Son animales herbívoros y de actividad nocturna, como los hámsteres. Se distinguen multitud de variedades de capa, aunque la más común es de color gris, a la que generalmente se refiere el estándar. Se caracteriza por la finura y suavidad extraordinaria de su pelaje.
Sensibles a la temperatura
Las chinchillas son muy sensibles al calor, pueden llegar incluso a morir si en el ambiente se superan los 30 ºC. Tampoco toleran bien los cambios bruscos de temperatura. Sin embargo, soportan bien el frío (debido probablemente a sus orígenes).
Alojamiento
Las dimensiones adecuadas de su alojamiento están en torno a los 75 cm de alto por 75 cm de profundidad, aunque cuanto más grande sea la jaula más beneficioso resulta para ella. Así mismo, necesitan un espacio mínimo de esparcimiento.
Cómo alimentarlas
Otro factor importante es proporcionarles abundante pienso y heno o alfalfa a diario y agua fresca. No es aconsejable alimentarlas con fruta ni vegetales (especialmente hay que evitar la calabaza y la lechuga) para evitar trastornos digestivos, así como también están contraindicados los bloques de sales. Es muy importante el mantenimiento de la limpieza de los recipientes de comida y agua, y prevenir que se contamine el alimento con sus excrementos. Por su procedencia de un clima frío están acostumbradas a beber poca cantidad de agua.
Aseo diario
Para mantener el atractivo aspecto de su pelaje, se debe incluir en su habitáculo un recipiente con arena para que se den un baño a diario, o por lo menos tres veces a la semana. A diferencia del conejo, las chinchillas no tienen uñas, por lo cual no es preciso el cuidado y recorte de las mismas. Sí es importante proporcionarles un taco de madera para evitar el crecimiento excesivo de los dientes.
Hay que tener mucho cuidado con los sustratos que se les proporcionan para su higiene, ya que es probable que los ingieran, y por ejemplo el cedro, la madera de naranjo o del limonero resultan venenosos para ellas.
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Como a la mayoría de las mascotas a las chinchillas les gusta jugar. Disfrutan con ruedas, bloques de madera, casitas, túneles… Son animales sociables y disfrutan de la compañía de sus semejantes, aunque es preferible tener una pareja de macho y hembra. Las hembras son más propensas a pelear entre sí, aunque entre ciertos ejemplares de macho se han dado casos de mutilación de testículos.
Les gusta roer y masticar y son tremendamente curiosas. Por esta razón, si se les permite permanecer fuera de su jaula hay que tenerlas bajo supervisión para evitar accidentes con los cables y destrozos en los muebles.
Algunos trastornos
Las chinchillas tienen pocos trastornos patológicos, sin embargo son muy sensibles al estrés. Ambientes ruidosos y poco seguros para ellas, junto con un manejo brusco, pueden causar la pérdida de su pelaje, ya que son animales muy asustadizos. Generalmente no sufren de parasitosis, pero son muy sensibles a los hongos.
En la boca tienen cuatro incisivos, cuatro premolares y doce molares que les ayudan a iniciar el proceso de digestión. Los problemas de maloclusión dental se transmiten genéticamente y dificultan la alimentación. Pueden complicarse con heridas, llegando a clavarse en la carne o provocar la muerte por inanición. Sus heces normales son muy oscuras, cilíndricas (ligeramente curvadas en sus extremos) de 1 cm de largo por 3 mm de ancho. Cualquier cambio en la consistencia de sus heces indica una alteración en la digestión