Importancia de la dieta en las aves

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Los propietarios a menudo descuidan el tipo de dieta que proporcionan a estos animales. Sin embargo, una mala dieta, en un sentido cualitativo o cuantitativo, puede conducir a numerosas enfermedades.

Periquito monje volador. wirestock en Freepik

A lo largo de las últimas décadas, la medicina veterinaria ha presenciado un pronunciado aumento en cuanto al número de aves como pacientes, consecuencia de su aumento como animales de compañía. La Federación Europea de Fabricantes de Alimento para Mascotas (FEDIAF) estimó el pasado año que existen unos 50 millones de mascotas aviares en Europa.

La alimentación que recibe un ave es uno de los factores que, junto al nivel de libertad que posea el animal, determina la calidad de vida y su salud.

Evitar los desequilibrios dietéticos

Como hay muchas especies de aves de compañía, no hay una dieta única que pueda utilizarse. Algunas comen semillas, otras se alimentan de néctar (por ejemplo, los loros) y otras comen principalmente fruta. Por lo tanto, es importante establecer exactamente lo que el ave puede y debe comer. Es frecuente que a las consultas veterinarias acudan cacatúas alimentadas únicamente con semillas de girasol, lo que provoca obesidad, lipomas y trastornos hepáticos. Pero es que los desequilibrios dietéticos son también responsables de otros problemas de salud como:

  • los trastornos en la muda
  • las enfermedades respiratorias
  • las anomalías de crecimiento
  • la mala reproducción
  • la impactación de los huevos
  • el mal funcionamiento del sistema inmunitario

Asesorar en la tienda

Más que entrar en detalles sobre los niveles de proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales en las dietas, el propietario debería ser asesorado acerca de cómo alimentarlas. Si bien la mayoría de las tiendas de animales venden semillas en la proporción correcta, si se les da como única fuente de alimento desarrollarán deficiencias vitamínicas, minerales y proteicas.

Además, hay que tener en cuenta que las necesidades nutricionales que presenta un individuo varían a lo largo de su vida. Por otro lado, las mezclas de semillas, sin saber lo que el ave realmente necesita, promueven que el animal seleccione qué comer y qué no, desequilibrando aún más la alimentación recibida.

Atención a las fórmulas

La mayor parte de dietas formuladas existentes en el mercado están indicadas para psitácidas, cuya dieta en la naturaleza se basa en frutas, semillas, invertebrados, flores, hojas tiernas y en ocasiones néctar. Idealmente se considera que la dieta básica de una psitácida debe contar con alimentos de diferentes grupos (frutas, vegetales, legumbres, semillas aceitosas o frutos secos, alimento de origen animal, y granos enteros), alternando o combinando estos componentes cada cierto tiempo. La cantidad de alimento de cada categoría es específico para cada especie, estado (cría, muda, crecimiento o alimentación de las crías) y época del año (Perlman, 2016).

Sin embargo, la realidad nos indica que las fórmulas creadas para estas especies están lejos de los niveles óptimos, con escaso aporte nutricional, probablemente debido a que no se asume la gran variedad que abarca la alimentación de este grupo de aves.

Los piensos para estas especies tienen una biodisponibilidad muy baja: solo se absorbe un 50 % de su proteína en comparación con el más de 85 % de una dieta natural.

Además, por lo general, se consideran fórmulas con exceso de grasas, carbohidratos y fósforo con déficit de aminoácidos, minerales y vitaminas. A esto se suma que con frecuencia los propietarios aportan siempre la misma mezcla comercializada (si acaso algún complemento en ocasiones). Esto constituye una dieta monótona que conlleva deficiencia, incluso ausencia de nutrientes básicos debido a las grandes variaciones en los requerimientos nutricionales de las aves (Doneley, 2016).

Por ejemplo, a los canarios en la época de invierno se les puede suplementar con pan rallado con huevo, pastas y cucharadas de cereales. Estos alimentos son muy completos en vitaminas y minerales, proporcionándoles las defensas que van a necesitar para las épocas de frío.

La mayoría de las tiendas venden semillas en la proporción correcta, pero si se les da como única fuente de alimento desarrollarán deficiencias vitamínicas, minerales y proteicas.

Autoras: Cristina Muñoz-López y Cristina Castillo
Departamento de Patología Animal, Facultad de Veterinaria de Lugo, 
Universidad de Santiago de Compostela
Puedes acceder al artículo completo en EspeciesPro Nº 265
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