Un entorno que no proporcione los estímulos adecuados puede resultar muy perjudicial para el bienestar de los peces e incluso provocarles estados cercanos a la depresión.
El hecho de que un entorno enriquecido contribuye al bienestar de los animales está fuera de toda duda. Incluso los peces necesitan tener algún tipo de motivación en el ambiente que les rodea para tener un correcto equilibro físico y mental. Esta cuestión ha sido objeto de estudio por parte de investigadores especializados, que señalan la importancia de cuidar el espacio en el que se mueven los peces.
Hay estudios que muestran que el comportamiento de los peces es más complejo de lo que podría sospecharse en un principio, y que hay especies que hacen uso de herramientas, mientras que otras son capaces de reconocer caras individuales. Este último ejemplo es el caso del pez arquero, que protagonizó un curioso experimento en el que demostró que podía distinguir caras de personas según si le proporcionaban comida.
Abatidos
Culum Brown es un biólogo del comportamiento de la Universidad de Sydney que hace un paralelismo entre el comportamiento de los seres humanos y el de los peces. Según Brown, las personas deprimidas se muestran abatidas; con los peces ocurre exactamente lo mismo. Es una opinión que coincide con la que señala la profesora de la Penn State University estadounidense Victoria Braithwaite, que en sus investigaciones han llegado a la conclusión de que los peces son curiosos por naturaleza, y les gusta buscar novedades. Esto quiere decir que si se encuentran en un entorno que no les proporciona los suficientes estímulos, acabarán aburridos. Para evitarlo, la investigadora aconseja introducir nuevos elementos en los tanques donde viven los peces, o cambiar de lugar los elementos que están dentro de los acuarios.
Otros experimentos corroboran cómo el comportamiento de los peces se puede ver perjudicado por un entorno pobre. Por ejemplo, Culum Brown llevó a cabo una investigación en la que colocó a peces en un entorno enriquecido y físicamente complejo, que incluía la presencia de plantas que los peces podían mordisquear y estructuras a través de las cuales podían nadar como si se encontrasen dentro de un laberinto. Los ejemplares que vivían en ese entorno no solo mostraron menos estrés, sino que además presentaron un mayor crecimiento cerebral.
Problemas
El propio doctor Brown señala cuáles son los problemas que traen consigo tanques en los que no queda espacio suficiente para la exploración, entre los que se incluyen una mayor inestabilidad en la calidad del agua y una falta de oxígeno. Como ejemplo paradigmático de esos entornos muy perjudiciales para los peces, el doctor Brown recuerda las pequeñas peceras en forma de bola donde se mantenía un ejemplar de goldfish, y que afortunadamente en estos momentos son, en la gran mayoría de los casos, un recuerdo del pasado.
2 comentarios
Pingback: Cuando los peces llegan a la tienda - especiesPRO | publicación para comercios de animales de compañía
Pingback: Los peces también se emocionan - especiesPRO | publicación para comercios de animales de compañía