¿Qué debemos saber de la muda de los reptiles?

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La muda es un fenómeno natural de gran importancia para los ofidios, y es interesante conocer algunas de sus particularidades.

Joan Palá
Herpetólogo licenciado en Biología

Los reptiles se caracterizan por presentar el cuerpo recubierto de una dura capa protectora de piel y todos ellos experimentan ecdisis, es decir, mudan la cubierta más externa de la epidermis, con mayor o menor frecuencia, a lo largo de toda su vida. En quelonios y cocodrilianos el recambio se produce en pequeñas porciones que se van desprendiendo, sin embargo para los escamosos (lagartos y serpientes) el recambio se produce de una sola vez y por completo. En ofidios (serpientes) el proceso es muy evidente y espectacular, y también es el grupo que más sufre las alteraciones de la muda. Comúnmente, este fenómeno se ha llamado “cambio de camisa” en este grupo de animales.

¿Qué es?

La muda o exuvia es la capa queratinizada de células más externas de la epidermis que cubre todo el animal, incluidos los ojos (esa parte concreta se llama lentilla). Su color es blancuzco o translúcido, no posee los colores del animal, dado que los pigmentos están situados más profundamente. Sólo algún pigmento oscuro como la melanina llega a teñirla tenuemente.

La muda siempre es mucho más larga que la talla real del animal, ya que en ella las escamas que la forman no están superpuestas. Suele inducir a error tomar de referencia la exuvia como medida de tamaño.

¿Cuándo se produce?

En general, los animales mudan de cuatro a ocho veces por año, pero como el crecimiento corporal implica una mayor necesidad, durante los primeros años de vida el recambio es mucho más frecuente. La primera vez sucede a los 10-15 días de haber nacido, aún en ayunas. Y hasta que no se produce, los animales no se alimentan. A partir de ese momento, en los neonatos se puede observar cada 5-8 semanas, siempre dependiendo del régimen alimentario.

Una nota importante a tener en cuenta es que por lo general todos los animales dejan de alimentarse durante todo el proceso de muda.

¿Por qué y cómo sucede?

Este proceso no es aleatorio, pues su desenlace depende de un control hormonal, y está directamente relacionado con el crecimiento. Por decirlo de alguna forma, la cubierta de escamas forma una coraza que, al crecer los animales, se va sustituyendo por una más grande.

Durante el proceso de recambio, la nueva capa se forma debajo de la vieja. El proceso previo a la muda propiamente dicha puede durar varias semanas. Llegando a su fin se hace más evidente, y cuando la capa de nueva generación está lista, se desprende la última con ayuda de secreciones cutáneas y una pauta de comportamiento determinada. Dicha secreción se extiende entre las dos capas, la nueva y la vieja, y tiene una función lubricante, facilitando la separación entre ambas y proporcionando suficiente elasticidad a la exuvia, para favorecer su desprendimiento.

Llegado el momento, los animales se frotan contra alguna rugosidad y frecuentemente se ayudan de la decoración del terrario para iniciar el proceso. La punta de la nariz es la primera parte en separarse, luego la parte superior de la cabeza hasta la nuca y seguidamente la parte inferior de la boca, iniciándose por el extremo anterior del maxilar inferior. Ayudándose de contracciones dérmicas y frotándose con alguna rugosidad, el animal se desprende del resto de piel, como si se sacara un calcetín al revés. La acción se realiza en pocos minutos y la muda se desprende de una sola pieza.

¿Cómo se advierte?

Existen algunos síntomas que nos pueden ayudar a predecir el acontecimiento. Es normal que los animales se muestren más inactivos una o dos semanas antes, y bastante más ariscos de lo normal. Es aconsejable no manipularlos ni intentar alimentarlos hasta finalizar el proceso. También presentan un color más oscuro las dos semanas previas a la muda, y el ojo aparece oculto bajo una secreción blancuzca, hecho que les priva de visión. Pocos días antes, la lentilla vuelve a presentar su transparencia, y el color del resto del cuerpo también se recupera aparentemente poco antes de mudar.

Es importante realizar cierto seguimiento durante los días previos a la muda para cerciorarnos de que todo es normal, de lo contrario podemos “perdernos” en la idea de que el animal “está mudando” y tal vez el proceso se haya encallado por algún problema ambiental o fisiológico.

Cuando finalmente se desprende la muda, el animal recupera inmediatamente el apetito y se aprecian de nuevo los colores naturales. Muchos animales defecan justo después y también suelen consumir bastante agua.

Es recomendable examinar la exuvia detenidamente para comprobar que no ha habido problemas, prestando una atención especial a la cabeza, lentillas, labio inferior y cola, ya que son las partes más delicadas.

Suele ser más rápido, fácil y cómodo observar la muda frente a dichos posibles fallos, y nos ahorramos incomodar al animal. Algunas veces, las lentillas se desprenden del resto por su fragilidad, en ese caso tendremos que observar el ojo para asegurarnos de que mudó correctamente.

Lo que hay que saber sobre la muda de los reptiles Clic para tuitear

Problemas más frecuentes

El fenómeno de la muda suele ser bastante comprometido en ofidios. Una muda correcta se asocia con una buena salud y óptimas condiciones ambientales. No suelen presentarse problemas en animales salvajes dentro de su hábitat natural, pero desgraciadamente en cautividad son frecuentes los trastornos asociados a alteraciones del proceso.

Existen diversas causas que pueden impedir una muda correcta y sus consecuencias pueden ser más o menos graves y, en algunos casos, letales. Algunos factores pueden ser intrínsecos del animal, como los que presentan alguna herida o cicatriz externa, que les producen problemas de muda localizados. Los que han presentado infecciones bacterianas dérmicas o han sido parasitados externamente por ácaros o garrapatas recientemente, también experimentan dificultades. En los casos que han sufrido importantes infecciones por ácaros, es muy habitual el recambio irregular de las lentillas, y suelen derivar en incómodas adhesiones para el animal. También en casos graves de deshidratación y desnutrición se observan alteraciones.

Factores externos como temperatura y humedad pueden ser determinantes, aunque este último es el más importante. Las necesidades en cuanto a dicho parámetro son muy variables según la especie animal, pero durante la muda debería mantenerse siempre entre 50-70% como mínimo. Las temperaturas excesivas, además de repercutir en una importante caída de la humedad ambiental, pueden provocar una rápida deshidratación de la exuvia antes de desprenderse, con una pérdida de elasticidad y peligrosa adhesión a la epidermis de nueva generación.

Las mudas parcial o totalmente incompletas ocasionan una importante incomodidad al animal, pueden producir alteraciones de comportamiento, estrés y lo más importante, ayuno. Cuando un animal presenta alteraciones debemos intentar analizar sus motivos y restablecer las condiciones adecuadas cuanto antes para evitar problemas asociados más graves.

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