Planteamos una breve aproximación sobre la reproducción en reptiles: saurios, ofidios y quelonios.
Los reptiles pueden ser ovíparos (ponen huevos) o vivíparos (el embrión se desarrolla en el interior de la hembra). El término ovovivíparo se usa para designar un estado intermedio en el que el embrión está listo para eclosionar en el mismo momento en que se pone el huevo. Se pensaba que no había transferencia de nutrientes a través de la placenta, pero cuando se estudió con detalle este tipo de reproducción, se vio que existe algún tipo de intercambio. Esto ha hecho que muchos autores abandonen este término por ser redundante, sin embargo, aún sigue apareciendo en la bibliografía, por lo que lo mantendremos para diferenciarlo de los otros dos.
Saurios
La madurez sexual de los saurios está determinada básicamente por el tamaño del animal más que por la edad, por lo que la velocidad de crecimiento es el factor más importante. De manera general, los saurios pequeños maduran a los uno o dos años y los grandes tardan tres o cuatro años.
La mayoría de los saurios son ovíparos; es el caso de todos los varanos, gran parte de los iguánidos, todos los geckos y algunos camaleones. Unos pocos son ovovivíparos como los camaleones de Jackson y sólo algunos son vivíparos.
Muchas de las especies tienen una época reproductiva concreta, que se inicia por algún estímulo ambiental como la temperatura. La mayoría de las especies empiezan a reproducirse en primavera, tras un periodo de bajas temperaturas. Este enfriamiento previo es muy importante para aumentar el éxito reproductivo.
La mayoría de los saurios producen más de una puesta al año (en general, dos o tres).
La determinación del sexo de las crías viene marcada por la temperatura de incubación. En el caso de algunos geckos, altas temperaturas producen machos y bajas hembras. En otros géneros es al revés.
Ofidios
Al igual que en los saurios, la madurez sexual depende del tamaño corporal. Se someten a una pseudohibernación para aumentar el éxito reproductivo.
Tienen complejos sistemas de apareamiento. La presencia de varios machos estimula la competencia y las cópulas. La visión facilita la aproximación de los individuos, pero es el olfato el sentido que utilizan para identificarse. Los machos detectan las pistas trazadas por las hembras al rozar su tegumento por el sustrato, pero sólo en época en que éstas son sexualmente activas.
Los machos poseen dos hemipenes; uno de ellos queda anclado en el interior de la hembra gracias a unas espinas queratinizadas que posee en su superficie en una cópula que puede durar horas.
Aunque existen especies ovíparas y vivíparas, la mayoría de ellas pone huevos. También hay hembras ovovivíparas.
Existe una correlación positiva entre la longitud del cuerpo de la madre y el número de huevos que puede llegar a poner. Al igual que los saurios, poseen un diente que les permitirá romper la cáscara para salir al exterior y que posteriormente perderán.
Quelonios
En la mayoría de las tortugas terrestres, el macho monta a la hembra por detrás y por arriba, e inserta el pene en su cloaca. En las especies acuáticas, la cópula tiene lugar bajo el agua. El cortejo del macho incluye generalmente la emisión de unos sonidos característicos y gestos agresivos como morder la cabeza y las extremidades de las hembras. Este comportamiento previo se cree que es necesario para hacer que las hembras sean sumisas ante la cópula. Esta actitud, junto con las feromonas y el propio acto de la cópula, inducen la ovulación.
Las hembras de la mayoría de los quelonios tienen ciclos reproductivos anuales, pero algunas especies procrean sólo cada tres o cuatro años. Las tortugas de climas templados suelen tener estaciones de cría, mientras que las que viven en climas tropicales pueden criar todo el año.
La fisiología reproductiva está influida por numerosos factores ambientales como las lluvias, la humedad, la disponibilidad de comida, la presencia de machos adecuados y el fotoperiodo.
La determinación del sexo depende de la temperatura: por lo general, se ha comprobado que las temperaturas más elevadas producen hembras y las más bajas machos.
Todos los quelonios son ovíparos; la cáscara del huevo no sólo protege al embrión sino que el 80% de ella se destina a la formación del caparazón. Las crías poseen una carúncula (engrosamiento de la epidermis) que les permite romper la cáscara para salir al exterior.
Aspectos básicos de la reproducción de reptiles que debes conocer Clic para tuitearDeterminación sexual
La determinación sexual no siempre es fácil en algunos reptiles, mientras que en otros es evidente porque machos y hembras presentan características externas muy diferentes. Por ejemplo, los machos de iguana verde tienen una cabeza y un pliegue gular (pliegue bajo la garganta similar a una papada) más grandes que las hembras. Otros, tienen rasgos aún más espectaculares. Es el caso del camaleón de Jackson, que tiene tres cuernos rostrales de los que carece la hembra.
En el caso de los quelonios, puede haber diferencias de tamaño, pero éste puede variar en función de la edad, así que es mejor fijarse en otras características como la forma de plastrón (los machos suelen tenerlo ligeramente cóncavo para colocarse sobre la hembra en la cópula) o la anchura de la cola (mayor en machos para alojar el pene); en algunas especies como la Trachemys scripta elegans, las uñas centrales de las extremidades anteriores son más largas en machos para estimular visualmente a las hembras.
En las serpientes, el dimorfismo sexual es poco marcado: el tamaño varía (generalmente los machos son más pequeños que las hembras), y a veces también la coloración y el número y forma de escamas.
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