Elegir el momento de conversar en la tienda

Preguntar “¿qué tal estás?” o decir “Buenos días, te veo bien” puede suponer una diferencia de tiempo de conversación. Si tenemos la tienda vacía, tal vez sea el momento de interesarse por el estado de nuestro cliente. Al preguntarle sobre cómo está abrimos las puertas a que se explaye y se desahogue compartiendo con nosotros su estado de ánimo, experiencias y preocupaciones. Puede ser parte de nuestro servicio de atención al cliente.

Antes de hablar, mirar

Pero tal vez haya dos clientes más mirando productos en la tienda y quieran preguntarnos algo. Entonces sería un error abrir una conversación privada y larga. Tal vez en este caso bastaría con un “Buenos días, te veo bien. ¿En qué puedo ayudarte hoy?”. La energía y el tiempo son finitos, y las tareas en un comercio especializado pueden ser en ocasiones difíciles de abarcar. A ningún cliente le gusta esperar mientras oye cómo se mantiene una conversación intranscendente para él sobre las gracias de Fifí o la boda del hijo de Manuela. Menos todavía si va con prisa, uno de los males de nuestro tiempo. ¿Quién no lo ha experimentado en sus carnes? Ser capaces de darnos cuenta de estas cosas puede marcar la diferencia entre la satisfacción o la insatisfacción de los clientes.

A veces algunos clientes acuden al comercio porque necesitan ser escuchados o mantener una conversación, sobre todo los de mayor edad y los que viven solos. La importancia de saber preguntar en el momento adecuado nos hará mejores personas y por ende mejores profesionales.

Por otro lado, ¿te preguntas alguna vez cómo estás tú? Conocer la respuesta (triste, alegre, enfadado, preocupado…) nos permite manejar mejor nuestro estado de ánimo, comprendernos y tomar una decisión al respecto. Deberíamos practicarlo con cierta frecuencia.

Parar y planificar

Tal vez seas de los que cada año (empezando por el mes que más le guste a cada uno; enero o septiembre, por ejemplo) te paras, miras atrás y adelante, y tomas decisiones sobre dónde estás y hacia dónde quieres ir. El ritmo de vida actual nos lleva a las prisas y a la inmediatez, pero ni en lo personal, ni en lo laboral conviene dejarse arrastrar. Si no lo has hecho todavía párate un momento y reflexiona. Reflexionar es detenerse y contemplar, y a partir de ahí tomar decisiones y comenzar de nuevo.

¿Comenzar o continuar?

Son dos conceptos diferentes. Continuar implica seguir un camino ya iniciado, mientras que comenzar implica haberse parado para empezar de nuevo en la misma o diferente dirección. ¿Cuál es tu elección? Porque doy por hecho que has elegido.