Como ya he comentado en anteriores entradas, en mi hogar vive un perrete desde hace unos meses. ¿Qué hacer con él durante las vacaciones? ¿Os piden consejo los clientes? ¿Tienen dudas sobre cómo actuar?
Os comento mi experiencia personal por si os puede ayudar en las conversaciones con vuestros clientes. En esta ocasión la planificación de las vacaciones ha cambiado ligeramente con respecto a años anteriores. En las búsquedas de alojamiento ahora añadimos el filtro “Admite mascotas”. Afortunadamente cada vez hay más alojamientos que las admiten. Sin embargo, si mi perro, en lugar de ser un Cocker Spaniel fuera un Huskie o o un Mastín del Pirineo sería más problemático. En algunos sitios que sí las aceptan ponen limitaciones de peso o de raza.
Francia amiga de los perros
Comenzamos las vacaciones en el sur de Francia. En este país hay una cultura más abierta a los perros, sin ninguna duda. La oferta de alojamientos fue amplia, ningún problema y ninguna tasa extra. No solo nos ofrecieron un bebedero con agua en todas y cada una de las terrazas en las que nos sentamos, sino que también nos permitieron entrar en una crepería a comer al interior con dos perros.
El acceso a las playas con el perro atado con la correa también fue posible para disfrute de Ron, nuestro Cocker. La experiencia en Francia fue todo un éxito.
Destino España
A continuación destino Costa Dorada. En esta ocasión no hubo problema de alojamiento ya que era de un familiar. Pero para ir teníamos que recurrir al transporte público. En autobús no está contemplado acceder a los asientos con perro de ningún tamaño y evidentemente no nos planteamos meterlo con las maletas (por supuesto siempre bajo la responsabilidad del propietario).
Afortunadamente RENFE sí contempla llevar contigo a un perro que no pese más de 10 kg y viaje siempre dentro de su transportín, de medidas máximas 60x35x35 cm. En esta ocasión el coste de su billete (sin ocupar plaza) fue de 10 €. Tampoco aquí tuvimos ningún problema. Eso sí, inicialmente estuvo ladrando porque no está acostumbrado a permanecer en el transportín mucho rato, pero con unas chuches y unas caricias tranquilizadoras se pudo solucionar.
¿Pero qué ocurre una vez en la estación? Que para llegar al destino final tampoco podemos acceder al autobús, pero por suerte y un precio elevado, pudimos coger un taxi que sí nos acercó hasta el pueblo donde nos alojaríamos.
Pero aquí ni hay posibilidad de que nos acompañe a la playa, ni zonas donde pueda correr y saludar a otros canes. Paseo arriba, paseo abajo con la correa. He de decir que en algunas terrazas también nos ofrecieron un bebedero con agua, e incluso nos permitieron acceder a una tienda con él. Poco a poco se va aceptando a los perros, pero para avanzar de verdad dependerá de que los propietarios actuemos de forma responsable y los tengamos educados y sepan comportarse para no molestar a aquellas personas que o los temen o simplemente no les agradan.
Hacia el sur
La siguiente parada será en el sur, primero Granada, donde hemos reservado un hotel (Gran Hotel Luna de Granada) que admite perros de menos de 30 kg. El suplemento por noche varía según el peso y no pueden acceder a las zonas comunes tales como restaurantes, bares, spa, gimnasio, piscina, etc. Ofrecen un programa especial que incluye comedero, bebedero, muletón, un sitio adecuado para el descanso y bolsitas para recoger excrementos. Tenemos expectativas pero ya os contaré a la vuelta.
Posteriormente tenemos un evento familiar y nos alojaremos en un hotel en Jerez que no permite el acceso a los perros. En esta ocasión hemos recurrido a Gudog, cuidadores en casa, ya que no he conseguido referencias de las residencias caninas de la zona, salvo que no estaba permitido llevar objetos personales por cuestiones Covid. No me parece positivo dejar a un cachorro de 6 meses en un lugar frío sin más. Veremos cómo funciona Gudog.
“Hablamos” a la vuelta. ¡Felices vacaciones!
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