La enfermedad vuelve a estar en el foco de atención después de que la Organización Mundial de la Salud declarase una emergencia de salud pública de importancia internacional.
La viruela del mono vuelve está en el foco de atención después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase una emergencia de salud pública de importancia internacional ante el aumento de casos de la enfermedad, especialmente en países de África.
Como ya sucedió con otras zoonosis, una de las cuestiones que suscitaron a finales de agosto es si los animales de compañía son susceptibles a la infección por virus de la viruela del mono (MPXV) por contagio de los humanos que conviven con ellos. Por ello, cobra especial actualidad un estudio cuya primera versión acaba de ser publicada en la revista Emerging infectious diseases, que recoge resultados de una investigación realizada en los Estados Unidos entre julio de 2022 y marzo de 2023. En ella se recolectaron muestras de hisopos de animales y del entorno en los hogares de pacientes con casos confirmados de viruela del mono. Se realizaron pruebas de detección de MPXV y ADN humano mediante PCR, y se utilizó ELISA para la detección de anticuerpos contra el ortopoxvirus.
Un estudio con perros, gatos y un conejo
En el estudio se examinaron 34 animales (24 perros, 9 gatos y 1 conejo), con edades entre 4 meses y 16 años, de los cuales 22 eran machos y 12 hembras. De los 191 hisopos tomados, 12 % resultaron positivos para MPXV (22 hisopos de perros y 1 de gato). Las lesiones cutáneas fueron observadas en 6 perros y 1 gato. Las pruebas de PCR en sangre no detectaron ADN viral en ninguna muestra de sangre.
Se detectó MPXV en 5 animales (4 perros y 1 gato) de 4 hogares. Las muestras positivas representaron el 12 % de los hisopos tomados de los animales, con valores de Ct que variaron entre 25.2 y 36.7. Indicaron la presencia de ADN viral. Las áreas más comunes con muestras positivas incluyeron lesiones cutáneas (29 %) y la piel ventral o pelaje (16 %).
El 29 % de los hogares (6/21) mostraron ADN de MPXV en objetos como las camas de mascotas, juguetes y comederos. Además, el 66 % de las muestras ambientales contenían ADN humano, lo que correlaciona con la presencia del virus.
El 32 % de los animales tenía problemas de salud previos, y 5 ya presentaban lesiones cutáneas antes de la infección de los dueños. Tras la aparición de síntomas en humanos, algunos hogares cambiaron la interacción con sus mascotas, reduciéndola o usando protección. La prevalencia de MPXV y ADN humano en muestras ambientales mostró correlación significativa con el tamaño de la vivienda, donde viviendas más pequeñas presentaron mayor prevalencia.
No se hallaron indicios
Los resultados del estudio demuestran una probable contaminación del ADN de los casos humanos de viruela del mono. Sin embargo, a pesar de la alta probabilidad de exposición, no se hallaron indicios de que los animales de compañía estuvieran infectados con el virus. Los investigadores, no obstante, subrayan la necesidad de más investigaciones sobre la transmisión zoonótica de la enfermedad.