Acuariofilia: un largo camino aún por recorrer

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El mundo de la acuariofilia ha avanzado mucho durante los últimos 20 años, pero también continúa arrastrando problemas que debería superar. Esa es la conclusión a la que llega Javier González en este artículo escrito con motivo del número 200 de nuestra revista.

peces acuarios

Javier González Sanz
Director Técnico del Acuario de Zaragoza

Cuando desde Espe­ciesPRO me solicitaron que les escri­biera unas líneas sobre la evolución en los últimos 20 años del sector de los peces dentro del comercio de animales de compañía, me di cuenta al instan­te de dos cosas: que era ya demasiado viejo… y que tristemente el sector no ha evolucionado, en su conjunto, todo lo que podía haberlo hecho, según hu­mildemente opino yo.

Cuando yo me licencié en 1996, en España no existía ningún acuario pú­blico. A la vuelta de 20 años son más de una docena los que han abierto sus puertas, desde que lo hiciera el del Zooaquarium de la Casa de Campo de Madrid: Barcelona, Faunia, Gijón, Roquetas del Mar, Sevilla, Almuñécar, La Coruña, O Grove, Palma Aquarium, Cosmocaixa de Barcelona, etc. Por cierto, al acuario de Madrid guardo un grandísimo cariño, al ser el primer cen­tro en el que trabajé, y en el que pasé más de 10 años de mi vida profesional.

Evolución

La economía española ha crecido enormemente en estos 20 años, y las familias también han incrementado sus gastos e inversiones en, digamos, ocio: viajan más, tienen barbacoas, dos co­ches, y la sociedad camina cada vez más a poner en valor todo lo relacionado con conservación de especies animales y biodiversidad. Pero si esto es así, ¿cómo es posible que en estos 20 años el sector de acuarios no haya dejado de quejarse de un mal crecimiento, de crisis, etc.?

Sinceramente, y a la vez humilde­mente, creo que en la acuariofilia ha habido dos evoluciones, y me explico.

Por una parte la que podríamos de­finir como evolución técnica ha sido espectacular. Los acuarios, filtros, ali­mentos, decoraciones, test de agua, iluminación, etc., que actualmente se ofertan no tienen nada, pero absolu­tamente nada que ver con los artilu­gios con los que trabajábamos hace 20-25 años. La mejora en los filtros ex­teriores, la aparición de los skimmers de proteínas, los sistemas de ozono, el metacrilato, los diferentes tipos de co­midas y complementos vitamínicos, los sustratos, la iluminación y su control por medio de verdaderos ordenadores, las calidades de la sal marina, etc., no han hecho más que mejorar y mejorar. Pero ¿y nuestro conocimiento? Me re­fiero al conocimiento de los aficiona­dos, y lo que es más importante, de los profesionales. Tristemente, y ojalá me equivocara, esto aún está igual, si no peor, que hace 20 años.

Por la otra parte, las asociaciones acuariófilas o han desaparecido o han visto mermados sus números de afilia­dos, las revistas del sector, que llega­ron a ser cuatro (Aquamar, Aqualife, Aquapassion y El Acuario Práctico) han desaparecido y actualmente únicamen­te una, Río Negro, sigue a la venta. Los comercios especializados que existían hace 20 años (yo podría dar el nombre de los cuatro o cinco de Madrid que co­nocía) han cerrado por jubilación o por dejar de ser rentables, y han dado paso a las franquicias de los centros comer­ciales, donde muchas veces la profesio­nalidad de las personas que te atienden deja mucho que desear, con sectores como el marino que llevan “arrancando” 20 años. Podría nombrar a tres o cuatro mayoristas que empezaron con el mari­no a la sombra de la incipiente afición en este sector, quizá arrastrada por la antes mencionada apertura de acuarios públicos, y que han echado el cierre en estos últimos cinco o seis años.

Pienso que en los acuarios ha pasado lo mismo que en el resto de sectores de ocio o comercio que mencionaba antes (cines, tiendas tecnología, tiendas de ropa, etc.): las grandes franquicias se han comido a los pequeños. Pero en este caso, porque los pequeños no es­taban profesionalizados ni preparados.

Un aficionado a los peces cuando va a un comercio quiere hablar con una persona con altos conocimientos, que le dé consejos reales, profesionales y correctos, sobre tal patología, o sobre la dieta de este pez, o el crecimiento de este otro para su acuario de 100 litros, o la compatibilidad de aquella especie con mis queridas plantas. Y, amigos míos, esto no ha cambiado nada en 20 años: el comerciante de turno, en el 90 % de los casos, te sigue vendien­do peces de 30 cm para un acuario de 40 litros de agua, o plantas vivas para un acuario lleno de cíclidos africanos.

Acuariofilia: un largo camino por recorrer, por Javier González, dtor. técnico del @nuevoacuariozgz Clic para tuitear

acuario iberzoo

Hacer los deberes

Humildemente pienso que todos los sectores que engloban al comercio de peces no han hecho los deberes para profesionalizarse; ni los mayoristas, ni los minoristas, ni los importadores, ni por supuesto los aficionados, aunque estos son los menos culpables, al menos en los inicios.

Si queremos una afición floreciente, fuerte y sana debemos empezar por las raíces, debemos formar a los aficionados, facilitándoles conocimientos, asociacio­nes, libros, cursos formativos, etc. En el año 1994 yo trabajaba en Exotiquarium (por cierto, empresa del sector que des­pués de más de 40 años de vida cerró sus puertas con la jubilación de Karl Linnder). En esa época, durante un Si­zoo de hace veintitantos años, el due­ño de Sera, el Sr. Ravnak, me dijo una frase esclarecedora. Me comentó que estudios hechos por Sera en España daban como resultado que de cada diez acuarios que se vendían en nues­tro país, nueve acababan en el trastero en menos de 12 meses. ¿Qué quiere decir esto? Que la afición existe, y que hay personas interesadas en el mundo de los peces ornamentales, pero que los profesionales no sabemos fidelizarlos ni “madurarlos” en sus conocimientos. Este debe ser el objetivo que debemos per­seguir, y a este objetivo se llega por la profesionalización absoluta del sector.

Por acabar de una forma optimista, pienso que nunca es tarde si la dicha es buena, y que algún día, ojalá sea ma­ñana, empezaremos a profesionalizar el sector y a trabajar desde abajo para que las personas interesadas en esta maravi­llosa afición, una vez desembarquen se queden y progresen en su interés por los peces ornamentales. No conozco a ningún aficionado de los de verdad que con el paso de los años no tenga tres, cuatro o cinco acuarios en su casa, uno para cría, otro de cíclidos americanos, otro de blenios, uno marino, etc. Este es el camino, y este debe ser el objetivo que debemos seguir los que nos llama­mos profesionales del sector.

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1 comentario

  1. Un gran artículo, muchas gracias Javier González Sanz.

    Estoy totalmente de acuerdo con la idea/concepto, ya que al final la industria lo devora todo, y por desgracia el dinero es el único fin. Y como dice Alberto Maceda Veiga en otro gran artículo:

    “Quien tiene peces como mascota no es un acuarista. Quien se preocupa por la biología y la ecología de los peces y crea un ecosistema donde sólo son una parte de los organismos que viven en el acuario, sí lo es.”

    Y si, ojalá se haya invertido la proporción, y de cada diez acuarios que se compran, sólo uno acabe en el trastero.

    Un saludo y muchas gracias

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