La tenencia de animales de compañía supone un valor positivo y valioso para cimentar la convivencia de vecindarios y comunidades.
Además de la importancia de una tenencia responsable para las mascotas, son varios los estudios publicados que demuestran cómo tener un animal de compañía mejora la salud de los propietarios. Sin embargo, estos beneficios no se limitan a la salud física, y tampoco afectan únicamente a personas individuales: la “salud social” de una comunidad de vecinos, por ejemplo, es más sólida si entre quienes la integran hay propietarios de mascotas. O por lo menos eso es lo que señala un estudio que tomó como objeto de investigación cuatro ciudades estadounidenses y una australiana.
Dicha investigación muestra que dentro de un barrio los propietarios de animales de compañía desarrollan conexiones sociales más fuertes que aquellos que no tienen mascotas. Estas conexiones sociales refuerzan aspectos como la amabilidad entre vecinos, así como una mayor amistad y confianza con las personas que forman parte de la comunidad.
Para los investigadores, la conclusión de su estudio no deja lugar a dudas: la tenencia de mascotas supone un valor positivo y valioso para cimentar la convivencia de los vecindarios y comunidades.
El estudio, llevado a cabo en la Universidad Occidental de Australia, se publicó en la revista SSM-Population Health, y se desarrolló en colaboración con el Centro Waltham para la nutrición de los animales de compañía, de Mars Petcare.
Pegamento social
La doctora Lisa Wood, que fue la investigadora principal del estudio, habla de la cohesión que ofrecen los animales de compañía en términos de relaciones sociales. Según ella, las investigaciones que hasta ahora se habían desarrollado en este sentido se centraban en cómo las mascotas ayudan al “pegamento” que cohesiona la sociedad o cómo un animal de compañía suponía un “rompehielos” para iniciar una conversación o interacción social. Sin embargo, en esta ocasión se quería ir un poco más allá para estudiar más detalladamente cómo los animales de compañía favorecen interacciones sociales que sirven para establecer lazos que unen en las comunidades.
Relaciones más fuertes
Los paseadores de perros fueron las personas con mascota que establecían unas relaciones más fuertes entre los distintos tipos catalogados en el estudio.
Según explican los investigadores, esto puede deberse a que ver a una persona que pasea a su perro por las calles del barrio se asocia con una actitud de vigilancia, lo cual se percibe como “una mayor sensación de seguridad en la comunidad”. Pero además de eso, según precisa Lisa Wood, “en general las mascotas facilitan una primera toma de contacto entre vecinos, y se convierten a menudo en un tema de conversación entre ellos”.
“La tenencia de mascotas proporciona beneficios sociales y de salud, y cada vez está más generalizada la idea de que la presencia de los animales de compañía tiene un impacto en la sociedad, hasta el punto de que es algo que debe tomarse muy en serio”, añade Sandra McCune, del Centro Waltham. “Este estudio ofrece una confirmación a esta realidad, y da también razones para proyectar ciudades que sean más amigables con los animales de compañía. La disponibilidad de parques y espacios abiertos para poder pasear a los perros es esencial para su bienestar, pero también para que los propietarios puedan experimentar los beneficios de la tenencia de animales de compañía”, concluye.
No solo perros
Una de las interacciones más importantes que se dan entre propietarios tiene lugar en sus encuentros a la hora de pasear a sus perros. Sin embargo, en este estudio los investigadores también quisieron no quisieron olvidar otras especies de mascotas, de las que también midieron su capacidad para provocar conversaciones e interacciones entre vecinos.
Los investigadores precisaron que incluso las interacciones sociales más incidentales pueden contribuir a mejorar el capital social, ya que cuando se dan las personas son menos propensas a sentir que se encuentran entre extraños totales.
Según los datos de este estudio, el 27 % de las personas que posee un animal de compañía distinto del perro dice que ha conocido o entrado en contacto con un vecino gracias a su mascota. Una de las preguntas que formaban parte de la encuesta que servía como base para elaborar el estudio planteaba cómo se habían establecido relaciones sociales con otras personas a través de una mascota. Las respuestas fueron muy variadas.
Por ejemplo, que la mascota había sido la que había precipitado un primer encuentro entre vecinos, que la mascota se había convertido en el tema con el cual se había iniciado una conversación, o que se había entablado la interacción social a través de los niños de las familias, que habían adoptado un animal y compartían sus experiencias como principiantes.
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